Los elementos
Tomado del libro de John Michael Greer, The Art and Practice of GeomancyLos geomantes de la tradición occidental vieron cada una de las dieciséis figuras geománticas como un patrón de interacción entre los cuatro elementos, con los elementos en sí mismos entendidos de acuerdo al contexto de la lectura. En estas interacciones, los elementos pueden ser activos, enfocados y obviamente presentes, estado marcado por un punto; o pueden ser pasivos y dispersos, estado marcado por dos puntos. Cada uno de los elementos tiene un rango amplio de sentido—los elementos tienen correspondencias, docenas de ellas, que se pueden estudiar en los libros de filosofía mágica.
Elemento Externo
Cada una de las figuras contiene todos los elementos como hemos visto, pero en la tradición geomántica uno de los elementos tiene un rol dominante en cada figura. Hay muchas formas distintas de asignar el elemento a la figura de esta manera. Dos de estas funcionan particularmente bien. La primera es de acuerdo a la triplicidad zodiacal, y son los llamados “elementos externos”, y tienen que ver con la manera en que las figuras geománticas expresan su energía en términos prácticos.
Nota: Las cuatro figuras “extra zodiacales” de Cauda y Caput Draconis, Fortuna Minor, y Via se reparten entre sí los cuatro elementos. Esto quiere decir que Fortuna Minor tiene como elemento externo el aire y no el fuego. JMG explica que la naturaleza de Fortuna Minor ve reflejada en el aire como elemento externo para representar la ayuda externa y la inestabilidad de los resultados.
Elemento Interno
El segundo conjunto de correspondencias elementales nos llega del geomante y mago Cornelius Agrippa, quien dio varios sistemas pero llamó a éste su “arreglo esotérico”. Da buena cuenta de las dinámicas de la estructura elemental de cada figura, y puede pensarse como el elemento regente dentro de cada una de ellas.
En Greer escribe:
El segundo juego de correspondencias elementales fue dado por el geomante y mago Cornelius Agrippa, quien proveyó varios sistemas diferentes pero llamó a este el “arreglo esotérico”. Encuentro que sirve bien para resumir las dinámicas de la estructura elemental de cada figura, y se puede pensar como el elemento regente dentro de cada figura. Hice un cambio en el sistema tal como lo da Agrippa; él asignó Laetitia al aire y Rubeus al fuego, pero yo los revertí a fin de armonizar el elemento interno con la estructura elemental.
Sam Block cita directamente a Agrippa en su Cuarto Libro de Filosofía Oculta:
Ahora procedemos a declarar con qué planetas se distribuyen estas figuras; porque de esto depende toda la propiedad y naturaleza de las figuras y el juicio del Arte completo. Por lo tanto, las Fortunas mayor y menor se adscriben al Sol, pero la primera o mayor Fortuna es cuando el Sol es diurno y establecido en sus dignidades; la otra o Fortuna menor es cuando el Sol es nocturno o puesto en dignidades menores. Via y Populus, o sea el Camino y el Pueblo, se refieren a la Luna; el primero desde su comienzo y creciente, el segundo desde la Plenitud de su luz y cuarto menguante. Acquisitio y Laetitia, que son Ganancia, Provecho y Alegría y Gozo son de Júpiter; pero la primera tiene la mayor fortuna de Júpiter, la segunda la menor, pero sin detrimento. Puella y Amissio son de Venus; la primera es afortunada, la otra como si estuviera retrógrado o combusto. Conjunctio y Albus son ambas figuras de Mercurio, y son ambas buenas, pero la primera es más afortunada. Puer y Rubeus son figuras adscriptas a Marte; la primera cuando Marte es benévolo, la segunda malévolo. Carcer y Tristitia son ambas figuras de Saturno y ambas maléficas, pero la primera es la de mayor detrimento. La cabeza y cola del Dragón siguen sus propias naturalezas.
Y estas son las comparaciones infalibles de las figuras, y de aquí podemos discernir fácilmente la igualdad de sus signos. Por lo tanto, las Fortunas Mayor y Menor tienen el signo de Leo, que es la casa del Sol. Via y Populus tienen el signo de Cáncer, que es la casa de la Luna. Acquisitio tiene por signo Piscis, y Laetitia Sagitario, que son ambas las casas de Júpiter. Puella tiene el signo de Tauro, y Amissio el de Libra, que son las casas de Venus. Conjunctio tiene por signo Virgo, y Albus el signo de Géminis, las casas de Mercurio. Puer y Rubeus tienen por su signos Aries y Escorpio, las casas de Marte. Carcer tiene el signo Capricornio y Tristitia Acuario, las casas de Saturno. La cabeza y cola del Dragón se dividen así: la cabeza a Capricornio, y la cola del Dragón adhiere a Escorpio, y de esto se obtienen fácilmente las triplicidades de estas figuras, de acuerdo al modo de las triplicidades de los signos del Zodíaco: Puer, entonces, ambas Fortunas y Laetitia gobiernan la triplicidad de fuego; Puella, Conjunctio, Carcer y la Cabeza del Dragón la triplicidad de tierra. Albus, Amissio y Tristitia hacen la triplicidad aérea, y Via, Populus, Rubeus, la Cola del Dragón y Acquisitio rigen la triplicidad acuática, y este orden está tomado de acuerdo al curso de la manera de los signos.
Pero si alguien quiere constituir las triplicidades de acuerdo a la naturaleza de los planetas y de las figuras mismas, que observe esta regla: que Fortuna Major, Rubeus, Puer y Amissio forman la triplicidad de fuego; Fortuna Minor, Puella, Laetitia y Conjunctio la triplicidad de aire; Acquisitio, Cauda Draconis, Via y Populus gobiernan la triplicidad de agua, y la triplicidad de tierra está gobernada por Carcer, Tristitia, Albus y Caput Draconis. Y esta forma es preferible a la anterior, porque se constituye de acuerdo a la regla y modo de los signos.
Este orden es también mucho más cierto y racional que el que se usa vulgarmente, que se describe de este modo: de la triplicidad de fuego son Cauda, Fortuna Minor, Amissio y Rubeus; de la triplicidad de aire son Acquisitio, Laetitia, Puer y Conjunctio; de la triplicidad de agua son Populus, Via, Albus y Puella; y Caput, Fortuna Major, Carcer y Tristitia son de la triplicidad de tierra.
También distribuyen estas figuras a los signos del Zodíaco de esta manera: Acquisitio a Aries; Fortuna, ambas, a Tauro; Laetitia a Géminis; Puella y Rubeus a Cáncer; Albus a Leo; Via a Virgo; Caput Draconis y Conjunctio a Libra; Puer a Escorpio; Tristitia y Amissio a Sagitario; Cauda Draconis a Capricornio; Populus a Acuario; y Carcer al signo de Piscis.
Resulta que Agrippa da tres formas diferentes de asociar los elementos con las figuras geománticas:
- El primero lo da al final del segundo párrafo, donde Agrippa asocia los elementos a las figuras basado en el signo del Zodíaco que le asigna. Esto en general se corresponde con el elemento externo, pero nótese que la asignación a los signos no es el del sistema planetario moderno. Por ejemplo, le asigna Cauda Draconis a Escorpio en vez de a Sagitario, o Laetitia a Sagitario en vez de a Piscis.
- El segundo lo da en el tercer párrafo, donde Agrippa asocia los elementos a las figuras
de acuerdo a la naturaleza de los planetas y de las figuras mismas
, y no está presente en los libros de John Michael Greer. Si bien Agrippa no explica la naturaleza elemental de los planetas en este texto, tampoco se corresponde con las asociaciones elementales que da ya sea en el Libro I capítulos 23–29 o el Libro II capítulo 7 de sus Tres Libros de Filosofía Oculta. - El tercero lo da en el cuarto párrafo, el sistema “vulgar” que da Agrippa y que se corresponde con el elemento interno de John Michael Greer, notando el intercambio entre Rubeus y Laetitia a Aire y Fuego, respectivamente, como notó arriba.
El uso simultáneo de dos sistemas de atribuciones elementales a las figuras es una innovación de John Michael Greer y no se halla en ninguna otra parte de la literatura geomántica; en prácticamente todos los casos un libro determinado de geomancia describirá sólo un sistema de atributos elementales, y es usualmente el “vulgar” que da Agrippa. Sólo después de la época de Agrippa comenzamos a ver la aparición del sistema basado en signos. Es interesante que este mismo sistema “vulgar” lo da Agrippa en el Libro II capítulo 48 de sus Tres Libros de Filosofía Oculta, sin mencionar ni la atribución de los elementos basada en los signos ni la atribución de los signos basada en los planetas, lo que indica que o bien se arrepintió o bien que De Geomantia y el Libro IV en general es un texto espurio que sólo lleva su nombre por una cuestión de prestigio.
En general e incluyendo otros textos como la Geomantia de Pietro d'Abano (1544) y el anónimo del s. XV Lectura Geomantiae, los autores geománticos usan típicamente el sistema “vulgar” de Agrippa, que es básicamente el sistema tradicional usado por Gerard de Cremona y otros, junto con John Michael Greer y Sam Block, con el cambio de Laetitia y Rubeus. John Case, en su The Angelical Guide Shewing Men and Women Their Lott or Chance in this Elementary Life usa el sistema elemental basado en signos de Agfrippa, aunque sin usar el systema de signos basado en planetas; en cambio, Case usa una forma modificada del sistema de atribución zodiacal de Gerard de Cremona. John Heydon en su Theomagia usa el sistema basado en signos de Agrippa (Libro I, capítulos 19–21) con algunas modificaciones que lo alinean con lo que se usa comunmente en tiempos actuales (Libro I capítulo 5) y en los que se basa el sistema geomántico de la Aurora Dorada. Es de notar que aunque es tardío, Principios de Astrología Geomántica (1889) de Franz Hartmann preserva el sistema “vulgar” antiguo.
Block enumera una serie de objeciones al uso de un doble (o múltiple) sistema de atribuciones elementales. En primer lugar dice que hace confuso el sistema de regencia de las figuras al tener dos elementos corregentes. En vez de tener un regente primario y uno secundario, John Michael Greer tiene dos regentes que se usan en contextos diferentes, pero su distinción entre contextos no tiene mucho sentido. La noción de que una figura se expresa externamente de forma diferente a como se expresa internamente no es coherente, porque una figura es única y simple; no tiene una voz de puertas adentro y otra voz de puertas afuera, o una versión de entrecasa versus una versión de traje en la oficina. Para Block, una figura es una figura y expresa cómo es de la forma que es por virtud de lo que es. La naturaleza de Coniunctio, por ejemplo, es conexión y conjuncieon y encuentro y discusión, todas cosas inherentemente aéreas; no lo hace con vistas a obtener resultados terrestres, ni se vuelve una figura terrestre puesta al lado de nada. Tener dos “modos” de interpretar las figuras traen más confusión que claridad y no parece valer la pena.
El segundo problema que ve es que el elemento externo, asignado basada en signo y planeta, descansa en un “intermediario” entre las figuras geománticas y los elementos con los se quiere asociarlas. En vez de asociar las figuras directamente con los elementos, primero se las asigna a los signos del Zodíaco, y después se enlazan los signos a los elementos. El sistema de elemento externo nos obliga a dar dos pasos para llegar a destino figura → signo → elemento, en vez de dar uno solo figura → elemento. Dada la opción entre un método de asignación directo y otro indirecto, parece preferible tomar el directo. Es un cuento sin fin tomar asociaciones indirectas, especialmente cuando se incrementa el número de pasos, porque se termina haciendo de todo un Liber 777 y enlazando todo con todo y haciendo un bodrio inentendible. En este caso no es tan terrible, pero de todas formas, habiendo una asociación directa a la mano, parecería inherentemente más digna de consideración que otra indirecta.
El tercer inconveniente es el más práctico: hay múltiples formas de asignar las figuras geománticas a los signos del zodíaco, y por lo tanto habrían múltiples formas de asignar un elemento externo a las figuras. Si bien los métodos del estilo de Agrippa o de Heydon son comunes en la práctica moderna, incluso hoy en día, el sistema más antiguo de Gerard de Cremona, que se basa en última instancia en una asignación más antigua aún de las figuras a las 28 mansiones lunares, se ve aún hoy, y Block encuentra este sistema mucho más efectivo en la adivinación y análisis de las figuras que el método de Agrippa/Heydon, basado a su vez en la asignación de los planetas a las figuras. Los elementos de los signos del sistema de Gerard no se corresponden con los del sistema de Agrippa/Heydon, aún si es un sistema de “elemento externo” válido de acuerdo con el razonamiento que da John Michael Greer. Esto hace probable que hablar de un sistema de correspondencias basadas en el “elemento externo” traiga confusión y discusiones estériles, por ejemplo si Albus es una figura acuática o aérea. Al usar el sistema de elemento interno estas discusiones directamente no tienen lugar, amén de reducir la cantidad de correspondencias que tenemos que recordar y memorizar.
Concurso Elemental
Con las combinaciones de elementos internos y externos podemos armar un concurso elemental y ver cómo se complementan y oponen las figuras:
Int. | 🜂 | 🜄 | 🜁 | 🜃 |
---|---|---|---|---|
Ext. | ||||
🜂 | — | |||
🜄 | — | |||
🜁 | — | |||
🜃 | — |
Correspondencias zodiacales
Tomado de On Geomantic Figures, Zodiac Signs, and Lunar MansionsEl método planetario o de Agrippa asigna los signos zodiacales a las figuras basadas en el planeta y en la movilidad de la figura. Así, las figuras lunares Via y Populus se corresponden al signo lunar Cáncer, y las figuras solares Fortuna Major y Fortuna Minor se corresponden al signo solar Leo. Para los otros planetas y figuras, la figura móvil se asigna al signo nocturno o femenino, y la figura estable al signo diurno o masculino; así, Puella, Venus estable, se asigna a Libra, Venus diurno; y Amissio, Venus móvil se asigna a Tauro, Venus nocturno. Este sistema no funciona tan bien para Marte, cuyas dos figuras son móviles, ni para Saturno, cuyas dos figuras son estables; pero podemos decir que Puer es más estable que Rubeus, y que Tristitia es más estable que Carcer. Caput Draconis y Cauda Draconis se analizan más en términos de sus elementos y ambos se consideran astrológicamente móviles, pero no geománticamente móviles, y se asignan a los signos mutables de sus elementos propios.
El método de Gerard de Cremona se halla en su obra “Geomantia Astronomica”, y es más bien una manera de levantar una carta horaria sin tomar en cuenta el cielo del momento en caso en que uno no puede observarlos o usar una efemeris. Según la investigación de Sam Block, las figuras se corresponden a los signos de acuerdo a la mansión lunar preponderante en ese signo, en el orden en que la tradición árabe asigna las figuras geománticas a las mansiones lunares. En el artículo original, Block comprueba que esta asignación resulta en mayor potencia interpretativa para la carta de un cielo en un momento dado.
Entonces, si bien la tradición no tiene una “única” o “mejor” forma de asignar las figuras al zodíaco, y distintas variantes funcionan mejor para un geomante y otro, la Golden Dawn toma la asignación de Agrippa tal como la entendió Heydon en su Theomagia, y nosotros trabajamos con esta. Parte de la ventaja para nosotros de este sistema es que conecta de forma más armónica con el sistema de correspondencias global Golden Dawn, por ejemplo, el concurso elemental enochiano. Para ver esto, podemos construir una matriz de concurso elemental por correspondencia zodiacal, tomando como elemento externo o superelemento la triplicidad elemental y como elemento interno o subelemento la cuadruplicidad del signo, cardinal, fija o mutable, y lo propiamente elemental.
Elemento | 🜃 הּ | 🜁 ו | 🜄 ה | 🜂 י | |
---|---|---|---|---|---|
Subelem. | |||||
🜂 | י | ♑︎ | ♎︎ | ♋︎ | ♈︎ |
🜄 | ה | ♉︎ | ♒︎ | ♏︎ | ♌︎ |
🜁 | ו | ♍︎ | ♊︎ | ♓︎ | ♐︎ |
🜃 | הּ | 🜃 | 🜁 | 🜄 | 🜂 |
Con esta asignación, cada morada de la carta cuadrada tiene la figura que le corresponde naturalmente:
Sistema elemental francés
Tomado de Another System of Elemental Affinities for the Geomantic FiguresEste sistema particular es muy común en muchos textos franceses de geomancia. Al igual que el sistema elemental tradicional, este sistema es estructural pero no se basa en qué elementos están activos o pasivos en una figura, sino en los patrones de puntos en las dos líneas superiores de una figuras.
Las figuras geománticas son esencialmente números binarios o en base 2: cuatro filas, cada una teniendo uno o dos puntos, dan opción a dieciséis figuras (2⁴ = 16). Sin embargo, también se pueden considerar las figuras geománticas como números cuaternarios o en base 4. En vez de considerar filas individuales, se pueden tomar las dos filas superiores y las dos filas inferiores como una unidad. De esta manera, en vez de tener una fila dos opciones (punto simple o punto doble), se obtiene un par de filas que tiene una de cuatro opciones (2² = 4): simple-simple, simple-doble, doble-simple o doble-doble. Si analizamos una figura geomántica en dos pares de filas en vez de en cuatro filas individuales, podemos considerar el simbolismo de un par de filas como una unidad.
Lo que hacen estas geomancias francesas es dar una asociación elemental diferente a los puntos que se encuentran en un par de filas:
Par | Forma | Elemento | Imagen |
---|---|---|---|
: | simple-simple | 🜂 | la llama de una vela |
⸫ | simple-doble | 🜄 | lo que se derrama |
⸪ | doble-simple | 🜁 | lo que se eleva |
:: | doble-doble | 🜃 | la estabilidad del plano |
Eso es toda la base para este simbolismo elemental. La asociación elemental de una figura está dada simplemente por las dos líneas superiores de una figura, y ese arreglo de puntos da el elemento regente de esa figura. Eso es todo, así:
- Figuras de fuego (simple-simple)
- Via, Cauda Draconis, Puer, Fortuna Minor
- Figuras de agua (simple-doble)
- Puella, Amissio, Carcer, Laetitia
- Figuras de aire (doble-simple)
- Caput Draconis, Coniunctio, Acquisitio, Rubeus
- Figuras de tierra (doble-doble)
- Fortuna Major, Albus, Tristitia, Populus
Mucho menos común es que algunos textos también se fijan en las dos filas inferiores de una figura para obtener un sub-elemento, de tal forma que Via es Fuego de Fuego, Albus es Tierra-sobre-Agua (nosotros diríamos Agua de Tierra), y así sucesivamente, pero esto es muy poco común, porque la noción de sub-elemento o regentes elementales secundarios es en sí misma muy poco común. La mayoría de los textos se limitan a asociar un elemento basado en las dos filas superiores y nada más. Sin embargo, podemos extender el concurso a las dieciséis figuras:
Inf. | 🜂 | 🜄 | 🜁 | 🜃 |
---|---|---|---|---|
Sup. | ||||
🜂 | ||||
🜄 | ||||
🜁 | ||||
🜃 |
Transformaciones
Tomado de Elemental Transformations and the Geomantic FiguresAdemás de la adición, que transforma dos figuras en una tercera, hay varias operaciones que transforman una figura en otra. Cada transformación o pasaje vincula las figuras de acuerdo con determinado sentido:
- Adición
- Sumar dos figuras línea a línea para obtener una tercera. La interacción, armonía y fuerza entre un par de figuras o fuerzas en el cosmos. Como la adición es simétrica, esta interacción no es jerárquica o dialéctica sino una relación puramente diádica.
- Oposición
- Relacionar la figura con su “némesis” lógica a partir de su significado. Todo lo que esa figura no es a nivel interno.
- Inversión
- Reemplazar todos los puntos simples por dobles y viceversa. Todo lo que esta figura no es a nivel externo.
- Reversión
- Poner una figura de cabeza invirtiendo el orden de las líneas. Las mismas cualidades de esta figura llevadas a su extremo opuesto interno.
- Conversión
- Invertir y revertir la figura. Las mismas cualidades de esta figura expresadas en forma similar pero contraparalela.
- Descenso
- Tomar la línea de tierra (inferior) de la figura y ponerla como línea de fuego (superior), dejando que las otras tres líneas corran un lugar hacia abajo. Transforma la figura en su próximo estado disponible, desde el punto de vista elemental.
Figura | Opuesta | Inversa | Reversa | Conversa | Descenso |
---|---|---|---|---|---|
Figura | Opuesta | Inversa | Reversa | Conversa | Descenso |
De estas transformaciones, la oposición, la inversión, la reversión y la conversión son involuciones; es decir, aplicándolas dos veces se obtiene la figura original. Esto implica que la transformación o bien deja la figura sin cambio, o bien las relaciona simétricamente en pares. Podemos entonces pensar en estos pares no como uno transformado en otro sino como relacionados por la transformación; por ejemplo, en vez de decir “Puella se opone a Puer y viceversa”, decir “Puer y Puella están relacionadas por oposición”. La naturaleza de los pares así obtenidos puede entenderse también a partir de la síntesis que se produce al sumarlos. Por ejemplo, sumando Puer y Puella obtenemos Coniunctio; un matrimonio producido por la fuerte atracción de estas figuras polares.
Dos figuras funcionan como elementos “neutros” o especiales para la adición. Via sumada a cualquier figura resulta en su inversión, ya que lo impar hace impar lo par y viceversa. Populus sumada a cualquier figura la deja sin cambio, ya que lo par deja par lo par e impar lo impar.
En general, la oposición funciona como la reversión salvo para las figuras simétricas Populus, Via, Coniunctio y Carcer, para las cuales la oposición funciona como la inversión.
Cuatro pares de figuras están relacionadas entre sí por oposición y ya sea reversión o inversión. De éstos, dos pares permanecen inalterados por reversión: son las figuras simétricas notadas arriba, Populus y Via:
Y Conjunctio y Carcer:
Al ser simétricas la conversión genera el mismo efecto que la inversión. Esto puede entenderse como que las figuras constituyentes de estos pares representan estados extremos de máxima polaridad, cuyas cualidades internas y externas son las mismas. En el caso de Via y Populus, podemos entender esta polaridad como las dos caras de la materialidad. Via es la totalidad en mezcla confusa e indiferenciada que resulta puramente disolutiva, expulsiva y emisiva; no puede contener sus componentes en sí misma y éstos escapan buscando diferenciaciones por mezclas más estables. Populus es la totalidad en vacío y ausencia que resulta puramente coagulativa, atractiva y receptiva; desde la falta atrae a sí a todos los componentes y los mezcla, los confunde. En el caso de Coniunctio y Carcer, podemos entender esta polaridad como las dos caras de la restricción. Coniunctio es la restricción del yugo, el sometimiento de la unidad a la díada donde el individuo pierde su identidad en el apareamiento con el otro. Carcer es la restricción de la prisión, la pérdida de la libertad de acción y de expresión que desindividua a la unidad, que permanece como idéntica a sí misma sólo en un sentido abstracto pero inverificable. El ser se ve privado de la posibilidad de devenir y sólo existe en la medida en que es y no en la medida en que hace.
Los otros dos pares permanecen inalterados por conversión: son Amissio y Acquisitio:
Y Fortuna Major y Fortuna Minor:
Como para estas figuras la inversión y la reversión generan el mismo efecto, la conversión hace y deshace la transformación. Esto puede entenderse como que las figuras constituyentes no tienen un complemento que exprese sus cualidades particulares; son esencialmente únicas. Estas ocho figuras son las formadas por un número total par de puntos, y por lo tanto son las únicas figuras que constituyen Jueces.
Las otras ocho figuras forman dos cuaternarios: Puer, Puella, Rubeus y Albus:
Y Tristitia, Laetitia, Cauda Draconis y Caput Draconis:
El descenso es una transformación revelada por Sam Block, que hace un análisis elemental de la operación. Al descender una figura tomamos la fila inferior y la apoyamos en el tope de la figura, empujando las otras tres filas hacia abajo. Así, Puer descendido una vez se vuelve Cauda Draconis, que desciende en Caput Draconis, que desciende a su vez en Puella, que desciende volviendo a Puer. Al hacer esto obtenemos varios grupos de figuras que descienden en un orden particular: dos ciclos monádicos, un ciclo binádico y tres ciclos tetrádicos.
- Populus desciende en Populus
- Via desciende en Via
- Acquisitio y Amissio descienden entre sí
- Laetitia desciende en Rubeus, que desciende en Albus, que desciende en Tristitia, que desciende en Laetitia
- Fortuna Major desciende en Carcer, que desciende en Fortuna Minor, que desciende en Conjunctio, que desciende en Fortuna Major
- Caput Draconis desciende en Puella, que desciende en Puer, que desciende en Cauda Draconis, que desciende en Caput Draconis
Desde un punto de vista elemental éste es el proceso por el cual los elementos de una figura se transforman en su estado próximo más disponible. Los elementos tienen dos cualidades, una primaria y otra secundaria, tomados en pares de naturalezas opuestas: caliente y frío, y seco y húmedo. Por ejemplo, el fuego es primariamente caliente y secundariamente seco, así:
Elt. | Primario | Secundario |
---|---|---|
🜂 | caliente | seco |
🜁 | húmedo | caliente |
🜄 | frío | húmedo |
🜃 | seco | frío |
Más aún, los elementos pueden cambiar unos en otros reemplazando una de las cualidades con su opuesta. El agua, por ejemplo, se vuelve tierra al secar su humedad, y el aire se vuelve agua al enfriar su calor; de la misma manera, el aire se vuelve fuego al secar su humedad, y el fuego se vuelve tierra al quitarle su calor. La transformación de los elementos puede ir en ambas direcciones: el proceso del fuego a la tierra implica su asentamiento o estabilización, y el proceso de la tierra al fuego significa entropía o actividad. Sin embargo los elementos también forman un ciclo, de tal manera que la tierra se puede tornar directamente en fuego sin pasar por el agua o el aire, del mismo modo en que el fuego se puede volver tierra.
El descenso es esencialmente el proceso de “decantación” de los elementos aplicados a la estructura de las figuras geománticas. El número de puntos de una figura se conserva. El proceso inverso de ascenso es el proceso “entrópico” de los elementos, donde la línea superior se convierte en la inferior y el resto de las filas elementales se ven empujadas hacia arriba. Puesto que las figuras geománticas se pueden entender como combinaciones abstractas de elementos, todo lo que los elementos pueden hacer lo pueden hacer las figuras geománticas también.
El descenso toma los elementos de la figura y torna la cualidad secundaria en su opuesta, haciéndola la cualidad primaria. Así, el fuego, que es primariamente caliente y secundariamente seco se vuelve aire convirtiendo la cualidad secundaria (sequedad) y volviéndola su opuesta (humedad), haciéndola primaria en el proceso: aire es el elemento que es primariamente húmedo y secundariamente caliente. El ascenso de la figura es el caso opuesto: se toma la cualidad primaria de los elementos, se convierte en su opuesto y se lo hace secundaria. Así, el fuego (primariamente caliente y secundariamente seco) se vuelve tierra tomando su cualidad primaria (calor), volviéndola su opuesta (frío) y haciéndola secundaria; el elemento que es primariamente seco y secundariamente frío es la tierra. En un punto es más natural para un elemento descender que ascender, ya que es más fácil cambiar la cualidad secundaria que la primaria; de esta forma, el descenso de los elementos implica una evolución natural sin interferencia externa, mientras que el ascenso de los elementos puede indicar una evolución forzada desde el interior de la situación. Una situación puede ir en cualquiera de los dos sentidos, dependiendo de las acciones de los involucrados en la situación, pero hasta que las fuerzas externas no se involucren para romper la transformación por ascenso o descenso mediante la adición, que incorpora un factor nuevo, externo a la figura, las cosas se mantienen ciclando en un patrón particular, tanto metafórico como actual.
El caso de Via y Populus es interesante porque son las únicas figuras que descienden (o ascienden) en ellas mismas. Puesto que tienen la misma actividad o pasividad en cada lina de sus figuras, pueden descender únicamente en lo que ya presentan. Tomamos esto como significando que Populus y Via son extremos elementales: o bien no hay absolutamente nada, o bien hay absolutamente todo; un vacío o una singularidad. Donde no hay nada, no se puede hacer nada porque no hay nada sobre lo que operar; donde hay totalidad, no se puede cambiar nada porque ya incluye todo.
Acquisitio y Amissio son similarmente inusuales en el hecho de que sólo descienden una en la otra, sin otra figura que intervenga. Acquisitio es una combinación de aire y tierra; Amissio es una combinación de fuego y aire. Estos pares elementales son opuestos; entonces, al preservar sus relaciones estructurales, el descenso de una figura compuesta de elementos opuestos es otra figura igualmente compuesta de elementos opuestos. No hay otra figura geomántica como estas dos a causa de ello. Más aún, mientras que la combinación de aire y tierra produce ganancia, la combinación de fuego y agua produce pérdia. El eje humedad—sequedad es completamente diferente al eje calor—frío, de tal modo que mientras que uno se apoya en las bases materiales de las cosas (Acquisitio) que requieren de lo energético y lo espiritual, el otro se apoya en los medios energéticos de las cosas (Amissio) lo que consume lo material y lo físico. A fin de obtener ganancia material, uno debe gastar esfuerzo o recursos para ello; a fin de perder algo, uno debe obtener sentido y dirección para ello.
La verdadera demostración del descenso se ve en las otras doce figuras de la geomancia. El caso más simple es el de las figuras que tienen un solo elemento activo: Laetitia, Rubeus, Albus y Tristitia. Laetitia es fuego puro y es una figura de alegría, júbilo, optimismo y planificación, todo debido a su naturaleza caliente y seca. No tiene otra cosa para dar, por lo que cuando esa energía se vuelve menos orientada al objetivo (fuego) y descansa en un estado más material (aire) se vuelve Rubeus, que es una figura de violencia, caos, confusión y destrucción (pensemos en las Varas y las Espadas en el Tarot). Está presente la misma energía pero es pura y destemplada por lo que falta, de forma que, sin dirección, la energía de Laetitia se vuelve dispersa. Con el tiempo, la dispersión de la energía de Rubeus se asienta aún más en Albus, que comienza a recogerse en sí mismo en forma más reflexiva y contemplativa. La energía se vuelve menos capaz de causar cambio y es ahora pasible de ser cambiada, volviéndose pasiva en vez de activa (aunque no en términos elementales sino cualitativos). Además, a medida que la reflexión desapasionada de Albus se asienta aún más en Tristitia, la energía se vuelve encerrada y completamente cristalizada en la materia, incapaz de hacer nada por sí misma y sólo capaz de ser manipulada como base a otras tareas. Tristitia es una figura de fijeza y rigidez, sin la habilidad de moverse o actuar; es sólo cuando se consume el material de Tristitia y se rejuvenece que puede volverse activo de nuevo, quemando la leña seca de Tristitia una vez más en Laetitia.
La siguiente tétrada de figuras en descenso es Fortuna Major, Carcer, Fortuna Minor y Coniunctio. Aquí, Fortuna Major es una figura de desarrollo lento e independiente, como un río tallando un cañón por su propia naturaleza y movimiento. Sin embargo, con el tiempo esa energía se vuelve más y más chica, con todo su potencial consumido; esto vuelve la fuerza nutritiva de Fortuna Major en Carcer, que ya no nutre más sino que es pura ausencia. Nada se puede hacer con la energía tal como está, ya que ha perdido todo medio de interactuar con el mundo a su alrededor. No es sino hasta que una fuerza externa la recoge que puede sostenerse o usarse de nuevo, como indica el descenso de Carcer en Fortuna Minor. Esta mezcla de fuerzas lleva a más contactos, menos enfocados en la acción y más en la interacción, pasando de Fortuna Minor a Coniunctio. Las comunicaciones y la interacción se vuelven primordiales, por lo menos por un lapso, hasta que la interacción de fuerzas se asienta cada vez más en acción propia, emprender el propio camino, que lleva de nuevo a la fuerza de Fortuna Major.
La última tétrada de figuras es Caput Draconis, Puella, Puer y Cauda Draconis. Caput Draconis es la figura de los comienzos, que posee todo menos el fuego; a diferencia de su inversa, la optimista Laetitia que es puro plan sin potencial, Caput Draconis tiene todo el material y el potencial interactivo pero no tiene dónde usarlo ni el ímpetu para hacerlo; es semilla pura. La fuerza de Caput Draconis, una vez que se asienta en Puella, se vuelve paciente y armoniosa, consciente del propio capital físico y de la necesidad de los demás de hacer uso de él. En esta fase todavía hay pocos recursos para usar algo, pero aunque sea el deseo de usarlo está presente. Puella espera la llegada y la energía de Puer, que es la fuerza que usa lo que Puella tiene para ofrecer porque él mismo tiene poco de sí para usar. Puer es activo y directo, y contrarresta la pasividad indirecta de Puella, buscando unirse a ella. Sin embargo, una vez que Puer logra esto y usa todo lo así obtenido, esto se decanta en un final con Cauda Draconis; o bien el héroe llega al fin de su jornada exitoso o no está a la altura y falla habiendo agotado sus propios medios de manera prematura. Cauda Draconis es todo menos tierra, todo energía e interacción pero sin medios ni substancia, y rápidamente se desarma. Sin embargo, el residuo del colapso de Cauda Draconis planta la semilla para la próxima iteración, comenzando con Caput Draconis nuevamente.
Tener en cuenta que cada figura es una representación de los cuatro elementos que componen todas las cosas de este mundo; no es exagerado considerar los elementos geománticos como fórmulas alquímicas o estados del cosmos, y si consideramos que las figuras representan sistemas cerrados (en contraposición a los sistemas abiertos del que podemos hacer uso mediante la operación de adición), entonces podemos analizar cómo podría llegar a evolucionar una situación basados en una única figura. Esto nos permite hacer mejor uso de las lecturas de una única figura. Si sacamos Coniunctio como única figura respuesta para una cuestión sobre relaciones, ciertamente podemos decir que las cosas van bien y continuarán así, pero la relación también dará lugar al autoconocimiento por medio de la relación y eventual crecimiento personal (Fortuna Major), con períodos de soledad para procesarlo o con dificultades (Carcer), y recuperación con la ayuda de la pareja para volver a una conexión renovada (Fortuna Minor). De la misma manera, si sumamos dos figuras en una Carta Quadrata para entender la interacción entre ellas, podemos usar el descenso de las figuras para ver cómo progresará esa interacción en el tiempo independientemente de otros factores en la carta.
Emblemas y Rosarios Geománticos
Tomado de Geomantic SuperfiguresConsideremos la siguiente secuencia de figuras: Populus, Tristitia, Albus, Rubeus, Carcer, Fortuna Maior, Coniunctio, Puer, Amissio, Acquisitio, Puella, Caput Draconis, Via, Cauda Draconis, Fortuna Minor, Laetitia, y armemos un collar con ellas:
Recorriendo el collar en el sentido de las agujas del reloj desde la posición de Populus a las 12 vemos que cada figura-perla en el collar se obtiene de la anterior quitando la línea de fuego, subiendo las tres líneas restantes y agregando una nueva línea de tierra. Los elementos de la figura vieja se “volatilizan” y la figura nueva descansa en una nueva presencia o ausencia de tierra. Así, cada figura difiere de la anterior en exactamente una única línea, y dos figuras adyacentes tienen tres líneas en común: la figura vieja las tres líneas de aire, agua y tierra, y la figura nueva las tres líneas de fuego, aire y agua.
Las 16 figuras así ordenadas pueden “resumirse” en una superfigura o emblema geomántico donde puede encontrarse cada una de las 16 figuras geománticas tomando algún grupo de cuatro líneas consecutivas del emblema. Este emblema constará, por lo tanto, de 19 líneas: 4 para la figura inicial, en este caso Populus, y 15 para cada una de las restantes figuras que difieren en una línea de la anterior, de la siguiente manera:
Entonces, la primera figura se lee tomando las líneas 1 a 4 (Populus), la segunda tomando las líneas 2 a 5 (Tristitia), la tercera tomando las líneas 3 a 6 (Albus), la cuarta tomando las líneas 4 a 7 (Rubeus), y así sucesivamente hasta la desimosexta figura que toma las líneas 16 a 19 (Laetitia). Nótese que las últimas tres líneas son idénticas a las tres primeras líneas del emblema, es decir que la línea 17 es idéntica a la línea 1, la línea 18 a la 2 y la línea 19 a la 3. Efectivamente, el emblema es un “lazo” o “collar”, cerrado y continuo, compuesto en realidad por dieciséis líneas. Es por esto que en la figura las tres últimas líneas están dibujadas en gris, para resaltar que son en realidad líneas “fantasmas” que no tienen entidad independiente y están ahí sólo para hacer más fácil la lectura de las últimas tres figuras. El emblema podría dibujarse de forma cíclica, como el collar de las dieciséis figuras ya mostrado, pero el dibujo resultante es muy ralo y no queda bien. Sin embargo, se pueden crear variaciones gráficas del emblema lineal, por ejemplo:
Como el emblema es cíclico porque las tres últimas líneas “conectan” con las tres primeras, éste esconde en su interior dieciséis emblemas diferentes pero esencialmente idénticos, generados al tomar como inicial cada una de las 16 líneas y completándolo con las tres primeras líneas agregadas como tres últimas. El resultado es equivalente a tomar el collar de figuras en secuencia y comenzar una secuencia diferente por cada una de las figuras. Estas dieciséis “rotaciones” del emblema codifican exactamente la misma información y son totalmente equivalentes. Por lo tanto tomamos como “representante” el emblema que comienza con Populus, porque en sentido matemático es el “menor” de los dieciséis.
Una vez que identificamos las rotaciones de un emblema con el emblema “mínimo” que comienza por Populus y tomamos éste como representante, vemos que hay dieciséis emblemas esencialmente distintos:
En esta figura, los dieciséis emblemas están ordenados con el mismo criterio numérico que permite seleccionar la rotación numéricamente más chica como representativa. Al tomar cada línea simple como un “1” y cada línea doble como “0” se forma un número de 16 dígitos binarios entre 0 y 216 = 65.536. Cada emblema tiene entonces un valor numérico y entonces se pueden ordenar los emblemas de acuerdo con esto.
Por qué son dieciséis y no otro número depende de una teoría matemática llamada secuencias de De Bruijn y no viene al caso. La consecuencia es que existen dieciséis collares de figuras geománticas esencialmente diferentes. Esto nos dice también que los emblemas geománticos pueden leerse al revés, de abajo hacia arriba, y el resultado será un emblema geomántico existente. En otras palabras, el collar de figuras puede leerse en sentido inverso a las agujas del reloj y será equivalente a otro collar geomántico de dieciséis figuras.
Es importante tomar nota de que estas secuencias emblemáticas deben respetar ciertas reglas; de lo contrario no cumplirían con su objetivo de representar de forma compacta una secuencia de las dieciséis figuras geománticas sin repetición. Por ejemplo, Populus debe necesariamente evolucionar mediante una línea simple para que no se repita; entonces a Populus siempre le sigue Tristitia. De la misma forma, se debe llegar necesariamente a Populus mediante una línea simple; entonces a Populus siempre se llega mediante Laetitia. Cada figura puede en principio evolucionar a otras dos por medio de una línea simple o una línea doble, pero la alternativa en una figura anterior condiciona las posibilidades de evolución de una línea posterior, porque en un emblema debe haber la misma cantidad de líneas simples que de líneas dobles si queremos que aparezcan las dieciséis figuras sin repetición.
La importancia de esta observación es que la secuencia de figuras geománticas así obtenidas por mutación de la línea de tierra no es arbitraria, sino que sigue reglas definidas que permiten pasar de una figura a otra con el sentido de un proceso de transformación de naturaleza que podríamos llamar alquímica. Este proceso se resume en un diagrama que muestra todas las mutaciones:
El diagrama así presentado es en realidad un objeto matemático llamado grafo que posee una teoría sumamente rica y de presencia diaria en nuestras vidas a través de aplicaciones concretas en algoritmos de búsqueda, recomendación, de plataformas sociales, etcétera. Un grafo está compuesto por ciertos nodos o vértices, en este caso representando las dieciséis figuras geománticas, conectados entre sí por ciertos arcos, etiquetados con uno o dos puntos para representar la transición entre una figura y otra mediante la línea de tierra que indica la etiqueta. Debe entenderse que no hay nada especial en esta disposición en especial porque los grafos no representan dibujos particulares sino relaciones abstractas entre objetos; de hecho es posible encontrar otras distribuciones de vértices que muestren otras simetrías, o ninguna.
La importancia de este grafo es la siguiente: todo camino que recorra los dieciséis vértices sin visitar ninguno más de una vez representa un emblema geomántico. Más aún, este camino siempre terminará en un circuito cerrado, por el cual en un paso más se vuelve a la figura desde la que se partió. Estos circuitos, llamados circuitos hamiltonianos son dieciséis en total en este grafo.
Más allá de esto, hay mucho para observar en este grafo así dibujado, que funciona como un diagrama maestro de las figuras geománticas:
- La simetría, que pone figuras opuestas de un lado y del otro del eje de simetría horizontal, excepto para cuatro de los Jueces: Populus y Via, y Carcer y Conjunctio, que están en oposición según el eje vertical.
Los ocho Jueces aparecen entonces formando una cruz compuesta por los dos ejes de simetría ortogonal.
- Se encuentran ciclos de una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, doce, dieciséis figuras sin repetición.
- La dinámica especial que poseen Populus y Via: sólo puede salirse de ellos mediante una evolución que active, respectivamente desactive, el elemento tierra en la figura.
- Los ciclos de los que forman parte Populus y Via.
El primero sólo puede visitarse pasando entre Laetitia y Tristitia, en ese orden, significando que toda alegría eventualmente se disipa o se disuelve y lo que queda en su lugar es la melancolía, motivando el aforismo aristotélico “omne animal a coitu triste est”.
El segundo sólo puede visitarse pasando entre Caput Draconis y Cauda Draconis, en ese orden, significando que siempre existe un camino o medio por el cual las cosas que llegan eventualmente se escapan, motivando lugares comunes “no hay mal que por bien no venga” o “no hay mal que dure cien años”.
- La dinámica especial que poseen Acquisitio y Amissio, que interconvierten uno en el otro. De Amissio obtenemos Acquisitio por activación de la tierra y viceversa. Esto refleja la dualidad del significado de estas dos figuras y nos permite entender en qué caso Amissio puede ser un buen juicio y Acquisitio uno malo, dependiendo de la cuestión.
- Los ciclos de los que participan Carcer y Conjunctio.
Ambos forman parte de un ciclo de cuatro entre ambas Fortunas, pero cada uno forma también parte de un ciclo de tres propio.
A Carcer se puede llegar entre Rubeus a Albus, en ese orden, significando que luego de la pérdida y la destrucción de todo lo que se poseía es posible habilitar una salida espiritual mediante un período de intenso aislamiento y reflexión; la alternativa es salir por Fortuna Major.
Además, de Albus se puede pasar a Rubeus directamente, pero el camino inverso sólo puede hacerse a través de Carcer, o mediante un circuito más largo, por ejemplo entre Laetitia, Populus (necesariamente, pues es la única forma en que aparece en el emblema) y Tristitia.
De la misma manera, a Conjunctio se puede llegar entre Puella y Puer, en ese orden, significando que el atractivo sensual puede funcionar como un yugo o lazo que es posible disolver con una cierta dosis de energía desconsiderada o temeraria; la alternativa es salir por Fortuna Minor.
También, de Puer se puede pasar directamente a Puella, pero el camino inverso sólo puede hacerse a través de Conjunctio, o mediante un circuito más largo, por ejemplo entre Caput Draconis, Via (necesariamente, pues es la única forma en que aparece en el emblema) y Cauda Draconis.
Por último, entre las Fortunas alternan Carcer y Conjunctio, en el orden indicado. Esto refleja las virtudes relativas de Fortuna Major y Conjunctio por un lado, consideradas contra Fortuna Minor y Carcer por el otro.
- La dinámica de sutilización por mutación de la línea de tierra es complementaria a la dinámica opuesta, de concretización por mutación de la línea de fuego.
Para verlo, basta notar que esta última se representa recorriendo los arcos en sentido inverso, y por lo tanto está representada por el grafo análogo a éste que invierte todos los arcos. Pero ese grafo inverso no es más que éste invertido sobre el eje horizontal y representa exactamente las mismas dinámicas consideradas a la inversa.
Se debe entender entonces que el proceso de sutilización es completamente reversible, que requiere la misma energía o trabajo sutilizar que concretizar, y que los resultados son, si bien diferentes, complementarios y análogos.
La importancia de este grafo y del proceso a partir del cual surge es que es un sumario de los procesos de transformación que vimos antes. Estos procesos están contenidos de forma coherente y completa en este diagrama.
Tomado de Geomantic Superfigures (Emblems) RevisitedEs posible ver estos dieciséis emblemas de dieciséis líneas y cada uno presentando dieciséis rotaciones como un total de 256 concursos elementales, donde las cuatro primeras (líneas 1–4) líneas del emblema son las líneas de fuego, las cuatro segundas (líneas 5–8) son las líneas de aire, las cuatro terceras (líneas 9–12) las de agua y las cuatro últimas (líneas 13–16) las de tierra. Sin embargo vimos que las rotaciones representan “esencialmente” idénticas estructuras y dinámicas que difieren únicamente en el punto de partida del ciclo en el collar de figuras, por lo que las dieciséis rotaciones de un emblema cambian radicalmente la composición elemental concursada aunque el ciclo sea esencialmente idéntico.
Por otro lado considerar los emblemas en posición “canónica”, empezando por Populus, también presenta problemas al analizar los concursos elementales. En este caso, el primer grupo (el de fuego) y el último (el de tierra) están esencialmente sobredeterminados, y esto se puede ver en la figura de los dieciséis emblemas únicos: la primera figura es siempre Populus, por lo que la primera línea, la del fuego de fuego, es siempre pasiva, y la última figura posee siempre su última lînea, la línea de tierra de tierra, activa para formar Laetitia en el ciclo hacia Populus.
Por último también hay que considerar que los emblemas leídos en sentido inverso, de abajo hacia arriba, no dan lugar a nuevos emblemas sino a otros ya conocidos, por lo que tampoco tiene mucha justificación tomar un grupo de cuatro líneas como representando un elemento en concurso más denso que otro.
Tomado de The Geomantic Emblems and their RulershipsTambién es posible asignar a estos dieciséis emblemas o ciclos una de cada una de las dieciséis figuras geománticas, a la manera del regente geomántico de ese emblema. La idea es entonces buscar cuatro métodos distintos de separar los ciclos emblemáticos en dos grupos binarios cada uno, de forma que cada uno sea independiente del otro y que distribuya los dieciséis emblemas en grupos iguales de ocho cada uno. Esto permite descubrir para cada emblema, de acuerdo a cómo cae en uno u otro grupo según el método de clasificación, la figura geomántica correspondiente. Sam Block da un sistema complicado y completamente arbitrario que permite determinar las cuatro líneas de la figura regente de acuerdo a una implementación particular de esta idea general. Sin embargo, él claramente admite al final de su desarrollo que nada en la tradición permite justificar el procedimiento, y eventualmente termina por descartar la idea.
Tomado de Understanding and Employing the Geomantic EmblemsCada uno de los dieciséis emblemas representa un ciclo particular de transformación de las dieciséis figuras geománticas. A su vez, cada emblema se puede tomar a partir de dieciséis puntos diferentes de su ciclo, para formar dieciséis historias o narrativas geománticas diferentes. En total, tenemos 256 posibles recorridos por las figuras. Esto es mucho menos que los 65.536 posibles dictámenes geománticos a partir de cuatro madres tomadas de entre las dieciséis figuras (164 = 216 = 65.536). Aún así, se pueden tomar las dieciséis líneas del emblema como cuatro madres, y levantar un escudo geomántico, o por lo menos llevar a cabo las operaciones que requerirían levantar un escudo geomántico, para expandir y “explotar” el emblema en toda su dimensión de significado:
- Secuencia de figuras por expansión del emblema
- El orden de las figuras tal como aparecen en el emblema.
- Figura elemental esencial
- La condensación de los elementos puros tomados de las líneas sub-elementales del emblema en sus lugares propios: fuego de fuego en línea 1, aire de aire en línea 6, agua de agua en línea 11 y tierra de tierra en línea 16. Representa la fuerza elemental de la figura como un todo.
- Figuras de la carta
- Las cuatro figuras que surgen de tomar las líneas en grupos de cuatro, como si fueran cuatro madres: la primera de las líneas 1–4, la segunda de las líneas 5–8, la tercera de las líneas 9–12 y la cuarta de las líneas 13–16.
- Figuras sub-elementales
- La condensación de elementos específicos tomadas de las líneas sub-elementales del emblema en sus lugares propios: los cuatro fuegos en las líneas 1, 5, 9 y 13, los cuatro aires en las líneas 2, 6, 10 y 14, las cuatro aguas en las líneas 3, 7, 11 y 15, y las cuatro tierras en las líneas 4, 8, 12 y 16. Representan cómo cada uno de los cuatro elementos dentro del emblema se presenta geománticamente. Corresponden a las cuatro hijas de la carta.
- Testigo de la derecha
- Figura de la suma secuencial de las cuatro figuras que se presentan al tomar las líneas de a cuatro tal como se presentan en el emblema. Suma de las cuatro figuras de la carta o madres. Indica desde qué perspectiva o causa desea actuar el emblema.
- Testigo de la izquierda
- Figura de la suma elemental de las cuatro figuras sub-elementales o hijas. Indica cómo los elementos interactúan en el emblema como un todo, así como la manera en que el emblema se ve afectado por situaciones externas.
- Juez
- Figura de la suma de los dos testigos. Indica cómo el emblema actúa sobre el mundo.
- Emblema inverso
- Como para una figura, la inversión consiste en cambiar las líneas dobles en simples y viceversa. Representa todo lo que este emblema no es a nivel externo.
- Emblema reverso
- Como para una figura, la reversión consiste en leer el emblema de abajo hacia arriba. Representa el extremo opuesto interno de este emblema.
- Emblema converso
- Como para una figura, la conversión consiste en invertir y revertir el emblema. Representa las mismas cualidades de este emblema expresadas de forma análoga.
Esto permite expandir cada uno de los 16×16 = 256 emblemas en una cascada de significados, y así ahondar en su significado. Así como cada una de las figuras geománticas se componen de los cuatro elementos en cualidad activa y pasiva, cada una de las figuras representa dieciséis estados del universo en un momento dado, como pequeñas fotografías de cómo una situación particular evoluciona y se resuelve en un nuevo estado. De la misma manera, los emblemas geománticos, al combinar las dieciséis figuras en un ciclo, representan universos completos en sí mismos, situaciones que se representan en un proceso continuo de figuras geománticas en evolución. Leída de una cierta forma, la fuerza dentro de un elemento se vuelve más y más sutil, primero aparece como tierra, luego como agua, después aire, por fin como fuego y eventualmente sublimando por encima de lo que era, mientras que otras fuerzas entran en juego para tomar el lugar del elemento ascendido. Leída de otra manera, las fuerzas dentro de un emblema comienzan un proceso de descenso desde los reinos más elevados y sutiles a los más densos y materiales, describiendo un proceso de materialización y concretización en vez de un proceso de rarefacción y deificación. Como vimos, los dos procesos son análogos, y por reversión el emblema que describe un ascenso se convierte en otro que describe un descenso, y viceversa.
Cada situación tiene un comienzo, un proceso que lleva desde ese comienzo a su fin, y el fin mismo que refleja el comienzo. Sabemos que aunque el análisis del emblema usa 16 líneas, los emblemas se representan como “superfiguras” de 19 líneas. Sin embargo, las tres líneas finales en cada emblema deben ser iguales a las primeras tres líneas, lo que provee la repetición necesaria que permite a cada emblema superponerse a sí mismo en forma de ciclo, y permite la expansión completa del emblema en dieciséis figuras, cada una de las cuales refleja a la vez un principio y un fin. Algunos patrones aparecen siempre en cada proceso cósmico, como vimos antes, y algunas partes de cada proceso tienen el mismo flujo. Consideremos que todos los emblemas tienen las mismas partes constituyentes, es decir, las dieciséis figuras geománticas, pero no aparecen en permutaciones aleatorias dentro del emblema. Sabemos que Laetitia siempre debe estar seguida de Populus que siempre debe estar seguido de Tristitia, que a su vez sólo puede verse seguido por Albus o por Fortuna Maior. De la misma manera sabemos que Caput Draconis debe estar siempre seguido de Via, que a su vez debe estar siempre seguida por Cauda Draconis, que a su vez puede sólo puede verse seguido por Puer o por Fortuna Minor.
Todo esto se reduce a una elección sencilla: cuando querramos influenciar una situación para que se desarrolle de determinada manera, o cuando querramos inspeccionar un estado particular de una situación o del mundo, levantemos las figuras geománticas del momento y analicémoslas. Cuando uno quiera crear un sistema completo o investigar cómo los procesos cósmicos funcionan como un todo, estudiemos los emblemas geománticos. Ya sea para adivinación, para hacer magia, para planificar, para meditar, para hacer teurgia o cualquier otro trabajo hermético, los emblemas son sistemas mientras que las figuras son estados dentro de un sistema. Conocer los sistemas requiere una visión más amplia que cualquier otro análisis específico; uno debe dar un paso atrás o tener conocimiento previo de lo que ocurre para poder determinar en qué proceso uno se encuentra y qué debe hacer para experimentar ese proceso en la manera deseada, si el proceso se puede cambiar, o de forma que uno pueda actuar con conocimiento previo de lo que ocurrirá.
En un punto es la misma diferencia entre conocer el pronóstico astrológico para un evento dado en un momento específico, y ver cómo la interacción del horóscopo natal y la elección de un evento y sus progresiones o tránsitos afectan una situación, proceso o incluso una vida en toda su duración. La diferencia es entonces estado versus sistema, o fotografía versus película.
De todas formas, no es del todo correcto interpretar un emblema geomántico como una representación del cielo, puesto que no todos los cielos se corresponden con un emblema. De hecho, hay 256 emblemas contando rotaciones, pero 7!/7 = 6! = 720 permutaciones cíclicas de los 7 planetas, por lo que es imposible hacer corresponder un emblema a una configuración celeste dada, y esto sin contar los nodos. En particular, el Dragón es una de las figuras que bloquean, porque Via siempre está entre Caput y Cauda en ese orden, y esa Via es la Luna ascendida por sobre el plano de la eclíptica. Pensemos en el siguiente rosario planetario: ♃, ☿, ☊, ☉, ♀, ♂, ♄, ☋, ☽. Se corresponde a la secuencia de figuras (Acquisitio o Laetitia), (Albus o Conjunctio), Caput Draconis, (Fortuna Major o Fortuna Minor), (Amissio o Puella), (Puer o Rubeus), (Carcer o Tristitia), Cauda Draconis, (Populus o Via). No hay manera de construir un emblema geomántico para ese rosario, puesto que intervienen planetas entre Saturno y la Luna.
Rosario Geomántico
Tomado de The Chaplet of Eight Dragons, or, the Rosary of the Geomancers of AllahabadLa tradición geomántica francesa no se agotó en el Renacimiento Oculto de fines del s. XIX sino que continuó hasta pasada la mitad del s. XX. A su manera, esa tradición tiene elementos familiares de acuerdo con la tradición geomántica occidental y otros completamente novedosos y sui generis. Obviamente el grueso de estos trabajos abrevan en las fuentes occidentales conocidas de los períodos medieval y renacentista e incluyendo a Robert Fludd, Henri de Pisis, Christopher Cattan, entre otros. Lo sorprendente es que hay mucho en estos textos franceses que es diferente y no se ve en los textos geománticos ingleses. Una hipótesis es que esto se debe a la introducción de técnicas geománticas de origen africano y de Medio Oriente como resultado de la actividad colonialista francesa. No hay otros ejemplos en la tradición europea de las técnicas y asociaciones que hacen estos textos franceses, como por ejemplo la de esta figura, el Rosario de los Geomantes de Allahabad.

Es una especie de collar de cuentas armado en un patrón interesante que puede dividirse en ocho secciones, cada una de las cuales está compuesta de un segmento de cuentas blancas (o rojas) y otro de cuentas negras. En cada posición a veces hay una cuenta, a veces dos. Veremos que otro término para este collar es el Rosario de los Ocho Dragones. Cada una de las secciones está compuesta por un emblema geomántico como vimos arriba, es decir, por una serie de líneas de puntos simples y dobles tal que tomadas de a cuatro forma una secuencia particular de las dieciséis figuras geománticas apareciendo una sola vez.
Dos textos en los que aparece este dispositivo son Physique, métaphysique, mathématique, et symbolique cosmologique de la Géomancie (1968) de Francis Warrain, y la muy ecléctica obra de Joël Jacques, Les signes secrets de la Terre Géomancie (1991). Es interesante destacar que nada de esto aparece en la obra de Robert Ambelain La Géomancie arabe (1984) que recicla buena parte de su anterior libro La Géomancie magique (1940); esto sugiere que el origen del rosario geomántico es diferente a la recepción de la tradición en la Europa medieval, más allá de que los textos de Ambelain no son una representación precisa de la geomancia árabe aún cuando incorpora algunos temas del folklore mágico árabe como los jinn. El libro de Warrain incluye un capítulo extenso titulado Cycles des seize figures Géomantiques Emboitées
, o “ciclo de las dieciséis figuras geománticas encajadas”. Si bien Warrain murió en 1940 la edición del libro que contiene este tratamiento es de 1968, lo que hace probable que un editor haya encontrado notas manuscritas del autor y las haya incorporado a la última edición de su text.
Nota del editor: encontramos en uno de los últimos manuscritos de La Géomancie, tardíamente revisado y reelaborado por Francis Warrain mismo, el siguiente texto adicional acerca del presente problema del “Encajamiento de las Figuras” al que provee de documentación adicional. Consignamos completo este texto enmendatorio:Oswald Wirth tuvo éxito al represental la secuencia completa de las dieciséis Figuras en un círculo divido en dieciséis partes iguales, llevando cada una un punto simple (“monopunto”) o un punto doble (“bipunto”), con estos puntos distribuidos de tal manera que, al empezar por cualquier radio y recorrer la circunferencia siempre en la misma dirección (“dextrógira” o “sinistrógira”), los puntos ubicados en cuatro filas consecutivas dan, al leerlos de cuatro en cuatro y progresando cada vez desde un punto (monopunto o bipunto), las dieciséis diferentes Figuras de la Geomancia, sin que ninguna de ellas se repita.
Haciendo esto y modificando cada vez cierta sucesión de puntos es posible obtener ocho diferentes combinaciones en el agrupamiento de las Figuras y producir materialmente, usando cuentas de madera o vidrio o semillas vegetales, ocho diferentes “rosarios geománticos” de 24 granos cada uno, que o bien cierran sobre sí mismos o bien al unirse unos a otros y cerrarse en un ciclo cerrado constituyen un “rosario” largo hecho de 128 filas sucesivas de monopuntos y bipuntos, 64 filas de uno y 64 filas del otro, o sea 194 cuentas en total.
Otros investigadores aparte de Oswald Wirth, me enteré más tarde, también estudiaron este problema de forma muy completa y en toda su generalidad.
El Sr. Marcel Nicaud, pintor de renombre, xilógrafo y muralista famoso, asociado a los Musées Nationaux Français, logró esto completamente mediante un proceso matemático simple y preciso que fue personal y descubierto mediante una técnica especial [1].
Presentaré este problema de las “dieciséis figuras geománticas encajadas“ en general y tal y como lo concebí y resolví personalmente. ¿Hay otras soluciones a descubrir? ¡No soy capaz de decirlo!
La designación singular de “Rosario de los Ocho Dragones” se atribuye a este “Rosario” puesto que, dispuesto en un círculo sobre un plano, comprende, puesto en las ocho direcciones del espacio, la representación invariable de las Figuras de Caput Draconis y de Cauda Draconis separadas entre sí por la Figura de Via, esto es la representación simbólica de ocho “Amfisbaenas” o criaturas mitológicas tántricas de dragones de dos cabezas. [2]
[1] Es a Marcel Nicaud, grabador habilidoso y esotericista sutil, que se debe la ilustración de esta sorprendente obra maestra de aritmología y de esoterismo simbólico, a razón del prodigioso conocimiento tradicional de uno de nuestros últimos “Maestros Auténticos” intitulado De la Arquitectura Natural, o Reporte de Petrus Talemarianus sobre el establecimiento de acuerdo a los principios del Tantrismo, Taoísmo, Pitagoreanismo y Cábala de una “Regla Áurea” usada para la Realización de las Reglas de la Armonía Universal y contribuyentes al logro de la “Gran Obra”. Les Éditions Véga, Paris, 1950. Es de esta “summa” que hemos extraído el “Rosario Geomántico” que ilustra el texto.
[2]Estos “rosarios” se usan comúnmente, parece ser, en ciertas sectas tántricas altamente secretas como apoyo a meditaciones metafísicas muy complejas, así como también a usos geománticos adivinatorios, y también para propósitos sutiles de “reconocimiento iniciático”.
Es una sección corta, claramente, y no dice demasiado, pero sí da el nombre de otros esoteristas occidentales (especialmente el famoso Oswald Wirth, contemporáneo a Warrain) para consultar en investigaciones futuras acerca de los emblemas geománticos, sea como hayan nombrado el concepto. El libro de Nicaud se puede encontrar tanto en francés como en inglés, pero es difícil y caro de encontrar.
En el libro de Jacques, por otro lado… Digamos que Les signes secrets de la Terre Géomancie es un texto bastante ecléctico. Pone bastante énfasis en el rol transnacional y transcultural de la geomancia, es decir, iguala la geomancia occidental con el Ifá y el I Ching, lo que no es demasiado apropiado, y hace los saltos usuales a la New Age entre el hinduismo y el budismo y esto y aquello otro en un todo confuso y plagado de saltos lógicos de cuestionable base numerológica y etimológica. Aún así, tan ecléctico y espástico como es, tiene algunos puntos buenos sobre este tema en particular:
Para volver a una investigación más particularmente cosmogónica: a este deseo de inscribir las Figuras Geománticas en los ciclos astrales, por lo menos para darles una representación que pueda representar el Cielo, a este deseo de unir las artes mánticas alrededor de la Revelación divina del origen de las cosas, nos detendremos por un momento en lo que se presentó a nosotros como una contribución africana a la Geomancia, una contribución externa a la cuenca Mediterránea que puede considerarse como un puente entre los mundos, de una cultura a la otra: ¡el Rosario!
Hay una forma de representación de la distribución de las Figuras de la Geomancia tradicional que es posible comparar a los ciclos lunares de los que hablamos antes: es el Rosario geomántico que se dice sirve como una señal de reconocimiento para algunos magos orientales. Este rosario geomántico también lleva los nombres de “Rosario de Allahabad”, “Rosario de los Geomantes de Allahabad” o “Rosario de los Ocho Dragones”. Con respecto a esta designación, es bastante difícil formular una explicación exacta porque no se ha encontrado ningún rosario antiguo en esta ciudad del norte de la India. Sin embargo, en árabe, Allahabad significa “la Ciudad de Dios”; en otras palabras, “la Ciudad Celestial”. Por lo tanto parece bastante caprichoso querer ligar este nombre a una realidad geográfica actual; el concepto de Agartha sería más aceptable…
El número total de cuentas que componen el rosario es 192, lo que hace posible ligar la reducción al nombre de JERUSALEM (Yod-Resh-Vav-Shin-Lamed-Mem = 93, que es 99 menos que 192), lo que nos lleva a pensar que el nombre “Rosario de los Geomantes de Allahabad”, ya que Jerusalén es también una ciudad santa del Islam, es un nombre más bien reciente para el rosario. El rosario tiene la forma que se muestra arriba. Cada DRAGÓN es rojo, el color del fuego, y se compone de tres elementos: AIRE—FUEGO—AGUA, en este orden, es decir, de una cópula y una oposición. El número total de puntos en cada DRAGÓN es de ocho. Ocho es el primer número femenino cúbico, y ocho representa la TIERRA (el elemento ausente de la composición del DRAGÓN), el elemento que tiene los misterios más profundos. Es un símbolo ctónico tradicional llamado el número de Plutón (Aquél que vive bajo la Tierra). Es un signo sagrado entre los japoneses y representa la multiplicidad, mostrada en una flor de ocho pétalos, una representación del Loto que también se encuentra en muchas representaciones occidentales del arte Romanesco. Ocho el la letra Ḥeth de los hebreos, la primera letra de la palabra Ḥai (Ḥeth-Yod-Heh) que significa VIDA (8 + 1 + 5 = 14 = 5), y también es la primera letra del nombre de la octava Sephirah, HOD, o Gloria. Ocho es el símbolo del infinito, pero recordemos también los ocho brazos de Vishnu, los ocho rayos de la Rueda de la vía del Budismo, los ocho senderos del Tao, las ocho formas de SHIVA. “Aquél a quien Cristo trae a la vida se coloca bajo la figura del OCHO”, escribió Clemente de Alejandría en el s. II; eso no nos sorprende porque, si tumbamos al 8 de costado, representa el infinito, pero también toma la forma de un pez estilizado, un símbolo primitivo de la Crsitiandad, la religión que, mediante la epifanía, conecta al hombre con la eternidad.
[…]
Estos ocho dispositivos representan TODAS las posibilidades de composición de las dieciséis Figuras Distributivas de la Geomancia precedidas o seguidas por el DRAGÓN. Simbólicamente, conectan las primeras dos parejas masculinas y femeninas (1 + 0) mediante las 10 líneas de cada uno de los signos a la esencia del Zodíaco, el Ouroboros. 10 es Malkuth, el Reino. El dragón se muerde la cola, lo que de ninguna manera significa que el tema en reposo, esto es aquél en la que cada Figura está en su lugar, aparezca entre estos ciclos. Cada uno entonces tiene las claves que le permitirá descubrir las riquezas del rosario y especialmente por qué es que se llama precisamente “rosario”. Seis filas del DRAGÓN en ocho puntos rojos, diez filas para el ciclo entre los dieciséis puntos negros: nótese, sin embargo, que en el lenguaje sagrado de los cristianos, hebreos y árabes, el rojo siempre se asocia al FUEGO y al amor divino, pero el negro simboliza la noche y todo lo que es más malicioso que la muerte.
Es interesante notar que Jacques usa el sistema posiblemente árabe pero definitivamente francés de asociar los elementos a pares de filas de figuras, tanto en el pasaje que se transcribe arriba como en el resto de su libro, pero Warrain no parece usar el sistema para nada. Warrain, de la misma manera, no menciona nada respecto de los colores de las cuentas; puede ser que Jacques haya encontrado otro texto que habla de esto, pero no lista a Wirth o a Nicaud en su bibliografía, por lo que el uso que hace de los colores puede ser una innovación o una extrapolación a partir de la imagen puramente personal.
Con estas introducciones hechas, hablemos de la estructura de este dispositivo.
- El “Rosario de los Ocho Dragones” (en adelante, “el Rosario”) se descompone en ocho secciones, cada sección un emblema en sí mismo, todos comenzando con la estructura binaria :····: (011110), que en sí misma consiste de las figuras Caput Draconis, Via, y Cauda Draconis. Las otras filas de cada sección proveen el resto del emblema.
- Los puntos/cuentas dracónicas (para los segmentos 011110) siempre van en otro color (por ejemplo, rojo) respecto de las cuentas no dracónicas que proveen el resto de un emblema completo (por ejemplo, negro). El segmento dracónico 011110 de cada sección es importante porque ancla el Rosario a las ocho direcciones, con los espacios entre ellos formados por el mismo número de cuentas/puntos pero dispuestos de forma irregular.
- Cada sección consiste de 24 puntos/cuentas, ocho del segmento dracónico y dieciséis del segmento no dracónico.
- Hay dieciséis emblemas en total que comienzan con 011110, pero sólo ocho secciones en el Rosario. En el diagrama de arriba, estas ocho secciones son los siguientes emblemas (junto con su desglose en figuras geománticas), comenzando con el segmento 011110 en el tope y siguiendo el orden de las agujas del reloj alrededor del Rosario, con las tres líneas finales “escondidas” (que son las primeras tres del siguiente segmento 011110 que completa el emblema) entre paréntesis:
- 0111101100101000(011): Caput Draconis, Via, Cauda Draconis, Puer, Puella, Coniunctio, Fortuna Minor, Carcer, Albus, Acquisitio, Amissio, Rubeus, Laetitia (, Populus, Tristitia, Fortuna Maior)
- 0111101000010110(011): Caput Draconis, Via, Cauda Draconis, Puer, Amissio, Rubeus, Laetitia, Populus, Tristitia, Albus, Acquisitio, Puella, Coniunctio (, Fortuna Minor, Carcer, Fortuna Maior)
- 0111100001101001(011): Caput Draconis, Via, Cauda Draconis, Fortuna Minor, Laetitia, Populus, Tristitia, Fortuna Maior, Coniunctio, Puer, Amissio, Rubeus, Carcer (, Albus, Acquisitio, Puella)
- 0111100101101000(011): Caput Draconis, Via, Cauda Draconis, Fortuna Minor, Carcer, Albus, Acquisitio, Puella, Coniunctio, Puer, Amissio, Rubeus, Laetitia (, Populus, Tristitia, Fortuna Maior)
- 0111101100001010(011): Caput Draconis, Via, Cauda Draconis, Puer, Puella, Coniunctio, Fortuna Minor, Laetitia, Populus, Tristitia, Albus, Acquisitio, Amissio (, Rubeus, Carcer, Fortuna Maior)
- 0111101000011001(011): Caput Draconis, Via, Cauda Draconis, Puer, Amissio, Rubeus, Laetitia, Populus, Tristitia, Fortuna Maior, Coniunctio, Fortuna Minor, Carcer (, Albus, Acquisitio, Puella)
- 0111100001001101(011): Caput Draconis, Via, Cauda Draconis, Fortuna Minor, Laetitia, Populus, Tristitia, Albus, Rubeus, Carcer, Fortuna Maior, Coniunctio, Puer (, Amissio, Acquisitio, Puella)
- 0111100100001101(011): Caput Draconis, Via, Cauda Draconis, Fortuna Minor, Carcer, Albus, Rubeus, Laetitia, Populus, Tristitia, Fortuna Maior, Coniunctio, Puer (, Amissio, Acquisitio, Puella)
- Los otros ocho emblemas que comienzan con 011110 también están presentes en el Rosario; simplemente deben leerse en sentido contrario a las agujas del reloj alrededor del Rosario. Comenzando con el segmento 011110 al tope de la ilustración y siguiendo el orden contrario a las agujas del reloj a partir de allí, obtenemos los siguientes emblemas (junto con las correspondientes figuras geománticas), con las tres líneas finales “escondidas” entre paréntesis:
- 0111101011000010(011): Caput Draconis, Via, Cauda Draconis, Puer, Amissio, Acquisitio, Puella, Coniunctio, Fortuna Minor, Laetitia, Populus, Tristitia, Albus (, Rubeus, Carcer, Fortuna Maior)
- 0111101011001000(011): Caput Draconis, Via, Cauda Draconis, Puer, Amissio, Acquisitio, Puella, Coniunctio, Fortuna Minor, Carcer, Albus, Rubeus, Laetitia (, Populus, Tristitia, Fortuna Maior)
- 0111101001100001(011): Caput Draconis, Via, Cauda Draconis, Puer, Amissio, Rubeus, Carcer, Fortuna Maior, Coniunctio, Fortuna Minor, Laetitia, Populus, Tristitia (, Albus, Acquisitio, Puella)
- 0111100101000011(011): Caput Draconis, Via, Cauda Draconis, Fortuna Minor, Carcer, Albus, Acquisitio, Amissio, Rubeus, Laetitia, Populus, Tristitia, Fortuna Maior (, Coniunctio, Puer, Puella)
- 0111100001011010(011): Caput Draconis, Via, Cauda Draconis, Fortuna Minor, Laetitia, Populus, Tristitia, Albus, Acquisitio, Puella, Coniunctio, Puer, Amissio (, Rubeus, Carcer, Fortuna Maior)
- 0111101001011000(011): Caput Draconis, Via, Cauda Draconis, Puer, Amissio, Rubeus, Carcer, Albus, Acquisitio, Puella, Coniunctio, Fortuna Minor, Laetitia (, Populus, Tristitia, Fortuna Maior)
- 0111100110100001(011): Caput Draconis, Via, Cauda Draconis, Fortuna Minor, Carcer, Fortuna Maior, Coniunctio, Puer, Amissio, Rubeus, Laetitia, Populus, Tristitia (, Albus, Acquisitio, Puella)
- 0111100001010011(011): Caput Draconis, Via, Cauda Draconis, Fortuna Minor, Laetitia, Populus, Tristitia, Albus, Acquisitio, Amissio, Rubeus, Carcer, Fortuna Maior (, Coniunctio, Puer, Puella)
Esto es lo que se puede ver a simple vista. Lo próximo a tratar de entender es por qué el Rosario usa precisamente este orden de emblemas; para eso debemos observar algunos otros detalles en la estructura general del Rosario:
- En sentido horario alrededor del Rosario desde el segmento dracónico de más arriba en la ilustración, los emblemas que aparecen siguen al 011110 una secuencia con patrón impar-impar-par-par-impar-impar-par-par para la primera fila no dracónica; es decir, la primera fila no dracónica en los primeros dos segmentos tienen ambas un punto simple, los dos siguientes uno doble, los dos penúltimos uno simple, y los dos últimos uno doble.
- Sin embargo, la última fila no dracónica de cada sección tiene una secuencia con patrón par-par-impar-par-par-impar-impar-impar. Esto produce una asimetría al recorrer el rosario en sentido horario, que presenta un patrón regular, respecto del recorrido en sentido antihorario. Dicho esto, el patrón que se ve es la secuencia de números binarios de dos dígitos al tomar los segmentos de a dos: par-par corresponde al 0, impar-par corresponde al 1, par-impar corresponde al 2 e impar-impar corresponde al 3.
- Hay una simetría casi perfecta con la primera figura completa tomada del segmento no-dracónico en sentido horario alrededor del Rosario: el primer y quinto segmento no dracónico comienzan con 1100 (Fortuna Minor), el segundo y el sexto con 1000 (Laetitia), el tercero y séptimo 0001 (Tristitia), pero el cuarto comienza con 0101 (Acquisitio) y el octavo con 0100 (Rubeus). Sin embargo, por lo menos para las tres primeras filas no dracónicas, la simetría es perfecta. Siguiendo la división inicial Caput Draconis-Via-Cauda Draconis de cada sección, esto da que la primera y cuarta sección (que comienzan con 110 no dracónico) siguen con el desglose inicial de figuras Puer-Puella-Coniunctio; las secciones segund ay quinta (001) dan Puer-Amissio-Rubeus; las secciones tercera y sexta (000) dan Fortuna Minor-Laetitia-Populus; y las secciones cuarta y octava (010) dan Fortuna Minor-Carcer-Albus.
- Esto también significa que las secciones primera, segunda, quinta y sexta, puesto que la primera fila no dracónica tiene un punto/cuenta simple, tienen como primera figura de desglose a Puer siguiendo el desglose inicial Caput Draconis-Via-Cauda Draconis en cada sección, y que las secciones tercera, cuarta, séptima y octava tienen todas Fortuna Minor como primera figura de desglose.
- Yendo en sentido antihorario hay mucha menos simetria: los segmentos no dracónicos primero y quinto en sentido antihorario tienen 1011 y 0001 (Puella y Tristitia); los segmentos segundo y sexto tienen 1011 y 1001 (Puella y Carcer); los segmentos tercero y séptimo tienen 1001 y 0110 (Carcer y Coniunctio); y los segmentos cuarto y octavo tienen 0101 y 0001 (Acquisitio y Tristitia). La única simetría que parece haber aquí es que la primera fila no dracónica de los segmentos primero y quinto son opuestos (1 y 0, lo que da las figuras Puer y Fortuna Minor), los segmentos segundo y sexto están alineados (1 y 1, ambos dan Puer), los segmentos tercero y séptimo se oponen (1 y 0, de nuevo dando Puer y Fortuna Minor), y los segmentos cuarto y octavo están alineados (0 y 0, dando ambos Fortuna Minor).
- Tomando las dos filas a cada lado de los segmentos dracónicos en sentido horario como “límites” para cada “dragón”, recorriendo en sentido de las agujas del reloj el primer dragón está limitado par-par, el segundo par-impar, el tercero par-par, el cuarto impar-par, el quinto par-impar, el sexto par-impar, el séptimo impar-par y el octavo impar-impar. Esto quiere decir que hay dos dragones limitados por par-par, un dragón limitado por impar-impar, dos dragones limitados por impar-par y tres dragones limitados por par-impar. No hay ningún tipo de simetría aquí.
Todos los emblemas que comienzan con :····: (011110) están representados aquí, ocho en sentido horario y ocho en sentido antihorario; es por esto que es un “Rosario de los Ocho Dragones” y no el rosario de los dieciséis dragones. Sin embargo, dada la falta de simetría al recorrer el Rosario en sentido contrario a las agujas del reloj, o mejor dicho visto que hay mucho menos simetría comparada con la recorrida en el sentido horario, parece como si realmente hubiera una direccionalidad incorporada al Rosario, que es más fuerte yendo como las agujas del reloj. Esto implica que los ocho emblemas leídos en sentido horario son probablemente más importantes que los leídos en sentido antihorario, o que los ocho antihorarios surgen como un efecto de posicionar los ocho horarios.
Lo que no depende de la direccionalidad es, sin embargo, algo que no notamos cuando estudiamos los emblemas: al comenzar desde cualquier punto de cualquier emblema y tomando las primeras cuatro figuras que surgen de las siete filas comenzando por la fila elegida, al tomar esas siete filas como representando cuatro figuras geománticas superpuestas y así como si fueran cuatro figuras Madres para un escudo geomántico, esas cuatro figuras Madre serán las mismas que las cuatro figuras Hijas. Concretamente, supongamos que tomamos un punto al azar en el Rosario, la primera fila del segmento 1000010. Al desglosarlo obtenemos Laetitia (1000), Populus (0000), Tristitia (0001) y Albus (0010). Usando esas cuatro como figuras Madres para una carta geomántica, las cuatro Hijas resultantes también serán Laetitia, Populus, Tristitia y Albus en exactamente el mismo orden.
Esta es una propiedad fascinante que da lugar a un tipo especial de carta geomántica que podría llamarse “carta repetitiva”: son aquellas cartas en las que las cuatro Madres son las mismas que las cuatro Hijas y en el mismo orden, por lo que las primeras dos Sobrinas son las mismas y en el mismo orden que las últimas dos Sobrinas, los dos Testigos son iguales, el Juez es siempre Populus y la Sentencia es siempre la misma figura que la Primera Madre. Hay 210 = 1024 cartas de este tipo, y hay una forma particular en la que se puede construir una basándose en las dieciséis filas de puntos de las cuatro figuras Madres. Primero debemos recordar que las dieciséis filas que comprenden colectivamente a las cuatro figuras Madres son las mismas que aquellas que comprenden a las figuras Hijas, sólo que se leen horizontalmente de arriba hacia abajo en vez de verticalmente de derecha a izquierda:
Hija 1 | ← | Fila 13 | Fila 9 | Fila 5 | Fila 1 |
Hija 2 | ← | Fila 14 | Fila 10 | Fila 6 | Fila 2 |
Hija 3 | ← | Fila 15 | Fila 11 | Fila 7 | Fila 3 |
Hija 4 | ← | Fila 16 | Fila 12 | Fila 8 | Fila 4 |
↓ | ↓ | ↓ | ↓ | ||
Madre 4 | Madre 3 | Madre 2 | Madre 1 |
Entonces, para crear una carta repetitiva, ciertas filas deben ser las mismas, reflejadas a lo largo de la diagonal que va de arriba a la derecha hasta abajo a la izquierda:
C | B | A | ∗ |
E | D | ∗ | A |
F | ∗ | D | B |
∗ | F | E | C |
Entonces, la fila 2 debe ser igual a la fila 5 (A), la fila 3 debe ser igual a la fila 9 (B), la fila 4 debe ser igual a la fila 13 (C) y así sucesivamente. Entonces, si la tercera fila de la Primera Madre tiene un punto simple, entonces la primera fila de la Tercera Madre también debe tener un punto simple. Las filas 1, 6, 11 y 16 están marcadas por asteriscos (∗) y pueden ser cualquier cosa, simples o dobles, sin que afecten la repetitividad de la carta. Entonces, hay diez elecciones para hacer: las seis filas A, B, C, D, E y F que obligatoriamente deben repetirse, y las cuatro filas comodín (∗). Como hay diez opciones posibles entre dos valores, tenemos 210 = 1024 cartas repetitivas.
Volviendo al Rosario, sabemos que hay 128 filas en el Rosario, lo que implica 128 opciones para este tipo de cartas si lo usamos en sentido de las agujas del reloj y otras 128 en sentido contrario, para un total de 256 posibilidades en total de elegir una carta repetitiva usando este método. Sin embargo no todas las cartas resultantes son diferentes, porque la misma secuencia de siete filas (por ejemplo, 0111100) aparece en el Rosario en múltiples posiciones. Si nos enfocamos únicamente en todas las combinaciones posibles de puntos simples o dobles entre siete filas hay sólo 27 = 128 cartas posibles. Aún así el Rosario no posee todas las 128 combinaciones de siete filas (como ejemplo, la secuencia 1111111 donde las cuatro Madres son Via está excluida). De hecho, basados en el desglose en figuras que mostramos arriba, sabemos que hay sólo 74 posibles cartas repetitivas diferentes que pueden extraerse del Rosario.
Ahora bien, 74 es un número realmente extraño que no aparece en ningún otro lugar de la geomancia, y la distribución de Madres es un poco inusual, por lo que quizás hay una punta para investigar en esta dirección. Quizás haya algo significativo en estas 74 cartas repetitivas; para el caso, puede haber otra significación o significado atribuido al orden emblemático como un todo presente en el Rosario. En un punto esta investigación plantea más dudas que respuestas en relación con este artefacto.
Tomado de A Follow-up on the Chaplet of the Eight DragonsTraduzco la cita sobre el Rosario en el libro De l’Architecture Naturelle, ou Rapport de Petrus Talemarianus sur l’établissement, d’après les principes du Tantrisme, du Taoïsme, du Pythagorise et de Cabale, d’une «Règle d’Or» servant à la Réalisation des Lois de l’Harmonie universelle et contribuant à l’accomplissemenet du «Grand Œuvre» del que Warrain habla arriba:
Tomado de Cuadrados mágicosEl collar o rosario geomántico que rodea la marca del impresor está constituido por la yuxtaposición, cabeza con cola, de 8 rosarios formados cada uno de 16 filas de cuentas, 8 pares y 8 impares, o sea de 24 (= 8 × 3) cuentas. El collar como un todo comprende así 192 (= 8 × 24) cuentas, que es un tercio del número de líneas que constituyen los 64 hexagramas del Fou-Hi.
Estos 8 rosarios que constituyen un rosario más grande están unidos entre sí de acuerdo a posiciones que pueden ser variables pero que son siempre precisas y estrictamente ordenadas. En este rosario, que forma un circuito cerrado, las alternancias entre filas pares e impares es tal que, si se toman en grupos sucesivos de 4, progresando por una fila cada vez, uno obtiene en cada rosario más pequeño las 16 figuras elementales de la geomancia, sin que ninguna figura falte o se repita. El orden de sucesión de estas 16 figuras varía para cada uno de los rosarios más chicos.
Dependiendo de si uno “lee” el rosario en dirección horaria o antihoraria (y ahora el número total de cuentas resulta 384, que es el número del comienzo de la composición del Alma del Mundo de acuerdo con Platón), uno puede observar que hay, en realidad, dos rosarios perfectamente separados uno del otro pero contenidos dentro del mismo objeto; este rosario por lo tanto represente la Dualidad dentro de la Unidad, el “Yin-Yang” del Taoísmo.
En este rosario geomántico hay, repetida 8 veces y distribuida de manera uniforme entre las 16 filas una serie idéntica de 6 filas: 4 filas impares consecutivas de cuentas precedidas y seguidas por una fila par, resultando así en un orden invariable, la sucesión de las 3 figuras siguientes: Caput Draconis, Via, Cauda Draconis que son, de acuerdo con sus correspondencias astrológicas, el Nodo Norte, la Luna y el Nodo Sur. Al estar distribuidos con regularidad en el rosario, pueden tomarse como puntos de partida para cada rosario, lo que resulta que el Rosarium Geomanticum tome el nomnbre “Rosario de los 8 Dragones”. Estos dragones son anfibios, porque si uno “lee” el rosario en la dirección opuesta, la sucesión de las tres figuras se convierte entonces en Cauda Draconis, Via, Caput Draconis: la cabeza del dragón toma el lugar de su cola y viceversa. En la espira norte de la catedral de Chartres, la veleta porta el Sol alquímico (ilustrado a la derecha de la Botella, p. 361), la Virgen con el Niño se sienta sobre una terminación de plomo; y a sus pies hay 8 serpientes, cada una mirando a las 8 direcciones del espacio.
A esta sucesión óctuple de dragones anfibios distribuidos uniformemente en el collar se le opone por complemento otra sucesión óctuple pero sin estar uniformemente distribuida, que se compone de 4 filas pares consecutivas de cuentas, precedidas y seguidas por una fila impar, y que resulta así en orden invariable la sucesión de las siguientes 3 figuras: Laetitia, Populus, Tristitia, que de acuerdo con las correspondencias astrológicas son Júpiter, Luna y Saturno.
Las meditaciones metafísicas que uno puede obtener por medio de este rosario son como aquellas que se obtienen con la ayuda de otros rosarios: prácticamente ilimitadas.
Tanto el Rosario Geomántico como los múltiples cuadrados mágicos de cuatro filas y cuatro columnas que pueden construirse de tal forma que las figuras presentes en cada fila, columna y diagonal sumen un total de 24 puntos tienen presencia en la tradición geomántica pero no queda claro específicamente para qué se usan. A diferencia de una carta geomántica, que revela un cierto proceso en juego, estos cuadrados geománticos son más parecidos a los emblemas en que parecen contar una historia cósmica basada en un arreglo específico de figuras presentes en el cuadrado o emblema, Sin embargo, lo mismo que los emblemas geománticos, estos cuadrados son un martillo en busca de un clavo, una curiosidad matemática y estructural que parece definitivamente importante y útil sin que quede del todo claro para qué. Sin embargo y a diferencia de los emblemas estos cuadrados aparecen en algunas tradiciones de la geomancia, por lo que hay una punta para investigar. Quizás con tiempo y un esfuerzo de traducción y estudio se puedan dilucidar el propósito y los usos de tales dispositivos. Otro tema a investigar es encontrar un posible esquema de regencias por figuras geománticas de los patrones básicos que surgen de considerar todas las 414.720 posibles combinaciones de cuadrados mágicos, sus funciones y propiedades, si diferentes arreglos tienen diferentes usos, etcétera.
Algunas matemáticas
Tomado de Geomantic Mathematics- El juez siempre tiene un número par de puntos. Esto se suele llamar “imparcialidad”. Esto quiere decir que las únicas figuras que pueden juzgar un asunto son:
Amissio
Populus
Fortuna Major
Coniunctio
Acquisitio
Carcer
Fortuna Minor
Via
Esto es así porque los puntos entran dos veces, una vez desde las madres y otra vez desde las hijas. Todo número duplicado es par, y el proceso de sumar figuras mantiene la paridad. A su vez esto implica que los testigos deben ser ambos pares o ambos impares. Esta regla sólo aplica al Juez.
- Por lo menos una figura en el escudo se repite. El escudo o ábaco contiene 15 figuras: 1 juez + 2 testigos + 4 sobrinas + 8 (= 4 + 4) madres e hijas. Para completar la perfección del cuadrado (4 × 4 = 16) se erige una última figura, la Sentencia, suma del Juez y de la Primera Madre.
De estas 16 figuras del escudo completo, por lo menos una debe repetirse. Incluso si las cuatro Madres, las cuatro Hijas, las cuatro Sobrinas, los dos Testigos y el Juez fueran diferentes, al sumar el Juez con la Primera Madre para determinar la Sentencia necesariamente debe repetir una de las figuras anteriores. Considerar que el Juez se forma por los dos Testigos, que se forman a su vez por las cuatro Sobrinas, que se forman por las ocho Madres e Hijas combinadas. El Juez tiene ocho raíces separadas que bien pueden ser distintas. Sin embargo, la Sentencia se forma sumando el Juez a la Primera Madre. Como el Juez incorpora a la Primera Madre a través del Testigo de Derecha y la Primera Sobrina, incorpora a la Primera Madre dos veces, lo que da Populus que repite la figura al combinarse con cualquier otra. Esta “repetición oculta” en el escudo hace que al menos una figura se repita en alguna parte, aunque más no sea la Sentencia.
Hay 16 escudos esencialmente diferentes donde las 15 figuras principales son todas distintas entre sí. En estos escudos, uno de los Testigos es siempre Via, y el Juez sólo puede ser Amissio, Coniunctio, Acquisitio o Carcer. La figura faltante es siempre Populus.
- Los pares inseparables deben sumar a la misma figura. Esta es una idea tomada de la tradición malgasí de geomancia llamada sikidy y muestra la validez de la estructura interna de la carta. La idea es que ciertos pares de figuras deben sumar a la misma figura.
Por un lado, tenemos los siguientes tres pares:
- Primera Sobrina y Juez
- Segunda Madre y Sentencia
- Segunda Sobrina y Testigo de Izquierda
que deben sumar todos a la misma figura. Por otro lado, tenemos los siguientes tres pares:
- Testigo de Izquierda y Sentencia
- Testigo de Derecha y Primera Madre
- Segunda Sobrina y Segunda Madre
también suman todos a la misma figura. Esto es porque las “unidades” que suman dando cualquier figura hija (Primera y Segunda Madres para la Primera Sobrina, o todas las Madres y las Hijas para el Juez, etcétera) son las mismas dentro de estos grupos de inseparables. Cualquier conjunto de “unidades” sumadas donde dos figuras se repiten se cancelan mutuamente, formando Populus que no modifica el resultado por la suma; las figuras restantes suman a una figura particular que debe ser igual a la suma de las otras inseparables. En el caso de los primeros tres pares, el resultado final depende de la suma de las Tercera y Cuarta Madres con todas las Hijas. En el caso de los segundos tres pares, el resultado final depende de la suma de la Segunda, Tercera y Cuarta Madres.
A modo de ejemplo, supongamos la siguiente carta donde tenemos que Via, Acquisitio, Coniunctio y Laetitia son las Madres; Carcer, Cauda, Amissio y Fortuna Minor son las Hijas; Amissio, Cauda, Caput y Coniunctio son las Sobrinas; Rubeus y Tristitia los Testigos; Acquisitio es el Juez y Amissio es la Sentencia:
El Juez es Acquisitio, que es una figura par formada por dos figuras impares; esto es correcto. Hay múltiples repeticiones en la carta (Acquisitio, Coniunctio, Cauda Draconis, y Amissio se repiten todas en algún lugar), lo que también es correcto. Los dos conjuntos de inseparables suman como sigue:
- Primer conjunto:
- Primera Sobrina + Juez = Amissio + Acquisitio = Via
- Segunda Madre + Sentencia = Acquisitio + Amissio = Via
- Segunda Sobrina + Testigo de Izquierda = Cauda Draconis + Tristitia = Via
- Segundo conjunto:
- Testigo de Izquierda + Sentencia = Tristitia + Amissio = Puella
- Testigo e Derecha + Primera Madre = Rubeus + Via = Puella
- Segunda Hija + Segunda Madre = Cauda Draconis + Acquisitio = Puella
Puesto que los dos conjuntos de pares inseparables suman a las mismas figuras, Via y Puella respectivamente, esto también valida. Podemos estar tranquilos de que nuestro ábaco geomántico es válido y apropiado para la lectura.
Acerca de los Jueces
Tomado de On the Judges of the Court of GeomancyEl primer paso en el proceso de adivinación geomántica es construir la carta a partir de las primeras cuatro Madres derivadas de medios aleatorios. A través de ellas calculamos las cuatro Hijas, las cuatro Sobrinas y las cuatro Figuras de la Corte. Esta Corte se compone del Testigo de la Derecha, el Testigo de la Izquierda, el Juez y la Sentencia. A través de la historia de la geomancia, el Juez ha sido visto como la figura más importante de toda la carta, y toda interpretación debe descansar en el Juez de alguna forma para entender lo que la carta proclama respecto de la cuestión que se le ha hecho. Sin embargo el Juez no es una figura aleatoria; hay relaciones matemáticas intrincadas entre el Juez y el resto de la carta, uno de cuyos efectos es que el juez debe ser una figura par. Sin embargo, las consecuencias filosóficas de este hecho matemático no siempre se explicitan de manera clara.
Nos podemos hacer las siguientes preguntas respecto del Juez:
- Por qué los Jueces son figuras pares
- Qué significa que el Juez sea una figura par
- Perdemos algo en la adivinación con las limitaciones matemáticas respecto de cuáles figuras pueden y no pueden ser Jueces
- Pierde la respuesta del Juez respecto de la respuesta completa a la consulta, y si es así dónde puede hallarse el faltante
Primero, el Juez es una figura par debido a las matemáticas de la carta geomántica. La idea es que el juez es en última instancia la suma de las cuatro Madres y las cuatro Hijas. Cuando sumamos dos figuras juntas en geomancia no estamos hablando realmente de una suma numérica de puntos entre las dos figuras sumadas sino con la paridad, par o impar, del número de puntos que comprenden entre ambas. Más aún, pensemos que debe haber la misma cantidad de puntos en las cuatro Hijas que hay en las cuatro Madres, porque las cuatro primeras están formadas por los mismos puntos que las cuatro últimas, pero en un arreglo diferente. Ya que la suma geomántica sólo mantiene la paridad, lo que las Madres e Hijas suman entre ellas no cuenta, pero la paridad total de las Madres será la misma que la paridad total de las Hijas. Dicho de otro modo, como las cuatro Madres en última instancia suman al Testigo de la Derecha y las cuatro Hijas suman en última instancia al Testigo de la Izquierda, y las Madres y las Hijas tienen los mismos puntos, ambos Testigos tendrán la misma paridad total como figura. Dos figuras que son ambas impares o ambas pares, o sea que comparten paridad, sumarán a una figura de paridad par. Entonces, como los Testigos comparten paridad, el Juez será una figura de paridad par. Esto es siempre cierto del Juez y sólo del Juez, las otras figuras pueden tener cualquiera de ambas paridades. Esto funciona como comprobación de que la carta es válida y está bien construida; si encontramos que el Juez es una figura impar automáticamente sabemos que se ha cometido un error en la construcción de la carta, y debemos encontrar dónde está el error y corregirlo antes de continuar con la interpretación.
Como el Juez debe ser par se limita el número de figuras que pueden ocurrir en esta posición de 16 a sólo 8: Populus, Via, Carcer, Coniunctio, Fortuna Maior, Fortuna Minor, Acquisitio y Amissio. Es por esta razón que estas figuras se llaman “objetivas” o “imparciales”, y las figuras impares (Puer, Puella, Laetitia, Tristitia, Albus, Rubeus, Cuada Draconis y Caput Draconis) pueden pensarse como figuras “subjetivas”. Estas figuras pares se llaman “objetivas” porque son las únicas que pueden ser Jueces, lo mismo que en la vida real, donde el juez que preside un juzgado debe tomar en cuenta objetivamente la evidencia presentada para dar un veredicto y sentenciar; de la misma manera, el Juez en una carta geomántica debe reflejar la naturaleza de la situación y responder a la consulta de manera “imparcial”, es decir, no-impar, no sesgada, justa, balanceada, objetiva. No es que estas figuras sean jueces porque posean una característica mágica o astrológica inherentemente objetiva, sino que son objetivas porque matemáticamente son las únicas que pueden ser jueces.
¿Qué quiere decir en términos reales, entonces, que estas figuras judiciales o adjudicatarias sean “objetivas”? Quiere decir que representan determinados estados del mundo que pueden verse de ambos lados de una situación, algo que se desarrolla externamente, concretamente, fácticamente de forma que puede tener matices pero no puede ser influenciada por estados de percepción emocionales, mentales o subjetivos en general, estados que aplican de forma unilateral. Pensar en cómo hablamos de “dos lados de la cuestión” y de “punto de vista particular”, y cómo se relaciona con las nociones de paridad “par” e “impar” respectivamente. Esto se ve en cómo los cuatro pares de figuras inversas desarrollan sus significados más allá de cualquier correspondencia planetaria y zodiacal:
- Acquisitio y Amissio dan la polaridad básica de obtener, perder, adquirir o faltar algún objeto. Se puede disfrazar de muchas maneras: inventar, destruir, obtener algo por los propios medios, hacer que alguien se deshaga de algo por uno, etc.; pero a fin de cuentas o bien se tiene algo, o bien no.
- Carcer y Conjunctio dan la polaridad básica de estar aislado, conjuntado, restringido, liberado, aislado o inserto en algún proceso. O bien se tiene libertad y opciones, o bien no.
- Fortuna Maior y Fortuna Minor dan la polaridad básica de independencia o dependencia. O bien se puede hacer algo por los propios medios, o bien no; o bien se necesita ayuda externa o recursos normalmente no disponibles, o bien no.
- Populus y Via dan la polaridad básica de pasividad, actividad, inercia, vitalidad, estancamiento, pasión, multitud o soldedad. O bien no pasa nada, o bien pasa algo; o bien las cosas cambian, o bien no.
Si esto parece una concepción muy blanco y negro, a todo o nada, binaria del universo, es porque es así. Estamos de acuerdo en que hay que prestar atención a los detalles de cómo las cosas se desarrollan a gran escala y entender que el cosmos provee un espectro ilimitado de experiencias, y buscar segundas y terceras y cuartas opiniones cuando uno se enfrenta a un dilema, pero eso no cambia el hecho de que el cosmos no opera de forma difusa o mediante escala de grises. Después de todo no se puede tener algo a medias: se tiene, o no se tiene; de la misma manera que la llave de luz no puede estar encendida a medias, o está prendida o está apagada. No hay una tercera opción, no hay punto medio, no hay un espectro entre los extremos de la dicotomía. La geomancia misma se basa en matemáticas binarias, la ciencia numérica de lo que es y de lo que no es, de lo que es verdadero y de lo que es falso, de lo que es impar y de lo que es par, y no admite nada entre medio de las dos opciones. Sin embargo, cuando uno tiene una situación global frente a uno, encontramos una serie de matices que se desarrollan a partir de una secuencia de elecciones o cualidades binarias que se encuentran entre sí y entran en conflicto unas con otras; estos estados subjetivos son propiedades emergentes de un sistema completamente objetivo, donde nosotros experimentamos una multitud de reacciones diferentes en base al mismo hecho.
¿Cuáles son esas reacciones, esos matices de gris, esos estados subjetivos? Aquí entran las figuras impares:
- Puer y Puella reflejan la antigua dicotomía de masculino y femenino, emisión y recepción, extrovertido e introvertido, quien visita y quien recibe, voluntad y deseo.
- Laetitia y Tristitia reflejan los dos estados emocionals de alegría y tristeza, júbilo y dolor, elevación y depresión, optimismo y aprehensión.
- Albus y Rubeus reflejan los dos estados mentales que pueden ser calmo o turbulento, reflexivo o caótico, sabio o estúpido, importente o violento.
- Caput Draconis y Cauda Draconis reflejan las dos perspectivas de una situación que comienza o termina, constructiva o destructiva, afortunada o desafortunada, en apertura o en cierre.
Nótese que ninguno de estos estados puede compartirse, son únicos a cada individuo y a cada “lado” de una situación. Lo que yo percibo como bueno otro puede percibirlo como malo; lo que yo temo puede ser anticipado con impaciencia por otro. Además estas figuras son mucho más indicativas de los extremos de un espectro más que de una dicotomía estricta; como estados del ser entre los que oscilamos más que como esencias de una situación en la que nos encontramos. Para una persona estos estados pueden cambiar momento a momento, o puede encontrarse en estados opuestos en un momento dado, según el aspecto al que apliquen. Por ejemplo, puedo haber terminado una tarea ardua y larga y encontrarme experimentando una serie de emociones al respecto, que van desde la nostalgia a la gratitud por haberla terminado, a lamentarme por no haberlo hecho mejor, o lo que fuera; nada de eso cambia el hecho de que la tarea está terminada. De ahí la distinción subjetivo/objetivo. Más aún, si bien podemos ser testigos de estos estados de género, emoción, mente o perspectiva en otra persona, no hay nada que realmente suceda en el mundo real a partir de ellos si no se toma una acción concreta al respecto.
Por esto es que no debemos pensar en ningún momento que el hecho de que sólo 8 de las 16 figuras puedan ser Jueces limitan la geomancia. La imparcialidad del Juez es un hecho de la geomancia y de cómo funciona, y no podemos comparar la geomancia a otras formas adivinatorias como el Tarot, las runas o la astrología donde cada símbolo es independiente de los otros. La paridad par del Juez nos da una guía práctica para la validación de la carta a la vez que una intuición respecto de lo que las figuras son en sí mismas. Si esto nos limita, es una limitación que nos impide cometer un juicio erróneo, subjetivo, inadecuado que causaría más mal que bien por apoyarse demasiado en sentimientos subjetivos e internos que no tienen un rol concreto en el mundo real. No es una limitación en el sentido en que se nos quita injustamente un mundo de posibilidades que deberíamos tener el derecho de explorar, sino que es una limitación que nos protege de un mundo donde las cosas tendrían menos sentido de lo que tienen ahora, un mundo que no tenemos razón de visitar. Recordemos que llegamos a la geomancia buscando consejo, guía y respuestas; no nos haría ningún favor que la geomancia simplemente validara nuestras sensaciones o nos dijera que deberíamos sentirnos de otra manera cuando lo que nos hace falta es información concreta respecto de lo que ocurre y qué debemos hacer al respecto.
Ahora que entendemos las implicaciones de por qué los Jueces deben ser figuras pares, tanto desde un punto de vista matemático como del filosófico, vayamos a la pregunta final. ¿Le falta algo al Juez respecto de la respuesta total de la carta? Podríamos decir que no, no le falta nada, porque el Juez el la destilación completa y entera en una única figura de la carta geomántica como un todo, y como tal representa la respuesta completa en sí misma. Esta es la razón por la que el Juez es la figura más importante de la carta, porque encapsula la cuestinón completa de principio a fin. En una lectura bien construida, el Juez siempre responderá a la consulta de la mejor manera en que una de esas ocho figuras pueden responder. El tema es que hay situaciones y consultas que se le presentan a la geomancia que a menudo son complejas, y aún siendo el Juez una única figura debe responder de forma necesariamente vaga y genérica. No es que el Juez “omita” decir nada, sino que los detalles finos que entran en juego en la respuesta no se pueden responder con una única figura aislada. Entonces debemos ver al resto de las figuras de la carta y las técnicas que aplican: los Testigos, la Vía de Puntos, la perfección, la compañía de casas, los análisis elementales, etcétera. Si el Juez incluso en su posición de alto nivel puede responder por sí mismo, genial; si no, entonces la palabra del Juez da el contexto y enmarca la información que nos proporciona el resto de la carta y el resto del arte geomántico. En cierto punto esto es lo contrario de ciertos sistemas de adivinación como el Tarot donde uno tiene un montón de detalles que deben ordenarse en una respuesta final; en geomancia, uno tiene el juicio dado pero el geomante debe excavar más profundamente según su nivel de habilidad, curiosidad y necesidad de detallar la respuesta.
Existe la noción de que una carta “admite” o “repudia” la consulta, una distinción de los Jueces poco conocida y que viene de algunos geomantes del renacimiento, por la cual un Juez o bien contesta claramente la pregunta tal como se formuló, o bien no. En otras palabras, un Juez acepta o asume la consulta si la naturaleza y significados del Juez se relacionan clara y explícitamente con la naturaleza de la consulta para dar una respuesta directa por sí mismo. Un Juez repudia o rechaza la consulta si su naturaleza y significados no tienen relación aparente con lo que se consulta. Entonces, un Juez en aceptación resuena con lo que se pregunta, y un Juez en repudio no lo hace. Si el Juez acepta la consulta no se debe decir mucho más que lo que el Juez mismo significa a fin de dar una respuesta al consultante, aunque puede ser mínimo y explorar un poco más pueda ser útil para ser más exactos y detallados con la respuesta. Si el Juez repudia la consulta, es necesario más inspección, interpretación o investigación para entender por qué el Juez es el que es, por qué dice lo que dice y cómo se relaciona con la consulta en cuestión.
Consideremos el caso en que el consultante pregunta ¿recuperaré mi billetera?
Esta consulta cae bajo la general de casos relativos a la posesión. Las dos figuras que aceptan este tipo de consulta son, naturalmente, Acquisitio (la poseerá) y Amissio (no la poseerá). Si obtenemos Amissio como el Juez para una consulta así, entonces podemos decir que el Juez acepta la consulta, la respuesta es no, no recuperará su billetera perdida
, y si bien técnicamente en ese punto se terminó, investigar el resto de la carta puede decirnos dónde está, que le pasó, qué puede hacerse para recuperar las pérdidas incurridas, quién pudo haberla encontrado, y así sucesivamente; pero nada de eso es técnicamente necesario para dar la respuesta correcta no
. Sin embargo, si la figura obtenida como Juez de esa consulta es otra, por ejemplo Coniunctio, que tiene que ver más con conexiones que con posesiones entonces decimos que el Juez repudia tal consulta porque no hay relación natural entre el campo semántico del Juez y la consulta. Coniunctio no dice claramente sí
o no
a tal pregunta. En este caso deberemos ver con mayor profundidad la carta para entender qué es lo que Coniunctio quiere realmente decir. ¿Será que tiene que salir a comprar una nueva porque la vieja se perdió? ¿Será que se tiene que encontrar con alguien para recuperarla? ¿Será que perderla fue parte de un impuesto o sacrificio que tenía que hacer para avanzar? ¿Será que la encontrará por casualidad o por la buena voluntad de los espíritus? No queda claro solamente mmirando al Juez; si bien el Juez da de todas maneras una respuesta al la consulta, es demasiado vaga y encapsula demasiadas cosas como para dar una respuesta claramente por sí
o por no
.
Volviendo a la dicotomía binaria de las figuras objetivas, si considera el campo semántico de una consulta que tiene uno de dos resultados finales posibles (por ejemplo, recuperaré mi billetera
o no recuperaré mi billetera
), entonces aunque el resultado final debe ser una de dos opciones posibles, el poder de la geomancia reside en que despliega frente a nosotros el esquema completo del cosmos en todo sus matices y variaciones antes de terminar en uno u otro resultado. Los Jueves que aceptan la consulta simplemente reflejan la dicotomía de una situación, sin “si”s ni “pero”s. Los Jueces que repudian la consulta dan una respuesta en “tono de gris” que debe analizarse hasta que pueda adjudicarse a un lado u otro del umbral. Esa es la investigación que demanda un Juez que repudia.
Debe mencionarse que un juez que repudia no significa que el Juez no contestará la consulta. El Juez encapsula toda la situación completa, y aún así contiene la respuesta tanto como si hubiese aceptado la cuestión. La distinción aquí es que un Juez que acepta la cuestión responde fácilmente la consulta porque cae naturalmente en la dicotomía binaria de la consulta; mientras que un Juez que repudia la cuestión se enfoca en otro aspecto de la consulta que se le hace a la carta, y aún así contiene la respuesta dentro de sí misma. Podría decirse que los Jueces que repudian, como exigen una investigación más profunda, indican que la situación es más profunda de lo que se ve en la pregunta, y que hay más detrás de escena en la vida del consultante de lo que admite. Más realísticamente es mejor decir que un Juez que repudia contestará la consulta, pero se enfoca en una respuesta que no es simplemente sí
o no
e indica que hay más para decir acerca de eso.
Acerca de la Sentencia
Tomado de On Confusing Geomantic Charts and Geomantic CompetencyEl sistema de geomancia de la Golden Dawn insiste con decir que la figura XVI, que la tradición llama la Sentencia y la Orden llama el Reconciliador o Superjuez, debe levantarse e interpretarse como recurso de última instancia sólo si el dictamen del Juez es vago o poco claro. Stephen Skinner escribe:
¿A quién preguntar por mayores precisiones? Si la respuesta fuera ambigua, no olvidar que uno puede siempre recurrir a una instancia superio r, el Reconciliador (figura XVI), formada mediante la «suma» de las figuras I y XV, es decir, la primera Madre y el Juez. Sin embargo, no debe formarse el Reconciliador si uno ya tiene una respuesta satisfactoria, puesto que esta insistencia de mal gusto cuando uno ya tiene una respuesta perfectamente adecuada de parte del oráculo es una falta de respeto.
La idea es que la Sentencia es “extra” y no le hace falta al geomante excepto cuando la carta es confusa, y no debe ser parte del proceso normal de lectura. En la práctica uno debe siempre examinar la sentencia porque es crucial para formar una respuesta completa. En las tradiciones arábigas, la Sentencia se llama “el resultado del resultado”; si el Juez es el resultado de la consulta y de cómo la situación se desarrolla, la Sentencia es el efecto de la resolución en el consultante y de cómo proseguirán las cosas. En otras palabras, la Sentencia es una visión retrospectiva de largo plazo respecto de la situación, y permite ver cómo se verá afectado el consultante por lo que ocurra a partir de ahí. Completa la carta al darnnos la figura dieciséis que redondea todo de principio a fin y más allá.
La idea que la Sentencia “aclara” lo que dice el Juez es injusta tanto para el Juez como para la Sentencia, puesto que disminuye la nobleza de ambas figuras. Si bien el Juez tiene precedencia en responder a la consulta, la Sentencia es vital para ver cómo continúan las cuestiones incluso después que la situación tiene un cierre, y nos da una visión final de cómo el consultante se verá personalmente afectado por la situación. Esto es diferente al resto de la carta, que describe qué y cómo suceden las cosas. Decir que la Sentencia es una “apelación” no describe adecuadamente el rol de esta figura, y decir que sólo debe usarse en caso de que la carta sea confusa es insultarla porque es muchísimo más util que eso.
Peor aún, detrás de esta técnica de usar la Sentencia para aclarar el juicio en última instancia cuando la carta es “confusa” subyace la noción de que una carta geomántica puede ser muy confusa de interpretar con los métodos usuales y entonces uno debe usar figuras “extra” para entenderla. Esta noción es completamente perniciosa.
En una lectura geomántica bien construida los símbolos son siempre correctos. Es asunto del geomante entender los símbolos y lograr una interpretación sólida. La carta en una lectura geomántica no es incorrecta por sí mismo, sino que la interpretación del geomante será correcta o incorrecta según su propia habilidad. Si la carta en una lectura geomántica no puede interpretarse, la culpa es del geomante y no de la carta.
Aquí “bien construida” no quiere decir que está mal dibujada o completada, aunque esto sea una condición necesaria para una lectura correcta. También significa que la lectura se hace con la mentalidad adecuada: una mente desapegada que no esté afligida por preocupaciones excesivas. La lectura debe hacerse cuando el geomante no está aquejado físicamente con alguna enfermedad que pueda causarle distracción, y toda otra distracción al proceso geomántico también debe ser minimizada. La lectura no debe hacerse cuando el tiempo sea violento o malo en general, en un lugar que no esté en movimiento (jamás sobre un vehículo), en un lugar de relativa calma y tranquilidad, sin obstrucción de influencias externas, incluyendo adversidad espiritual, un adivino falto de ética que manipule la generación de las Madres o una persona haciendo trabajos maléficos en contra del adivino para alterar sus habilidades adivinatorias, etcétera. Esto incluye las precauciones usuales en contra de Rubeus o Cauda Draconis como primera Madre, aunque cómo se toma el aviso depende de la tradición. Estas son cuestiones cruciales de las que uno debería estar al tanto, y si bien la claridad mental y la estabilidad pueden neutralizar muchas de estas preocupaciones, desde una tormenta física a una tormenta de emociones, deben obedecerse para construir la mejor lectura posible.
Asumiendo que se siguen las instrucciones respecto del tiempo y el bienestar del adivino, la carta tendrá toda la información necesaria para responder a la consulta. Sin embargo, si bien la carta ofrece las figuras para la interpretación, esta depende únicamente del geomante. Aquí es donde la geomancia se convierte de una práctica técnica con rigor matemático en un arte oracular de espiritualidad refinada, y es aquí donde entran en juego la intuición, la comprensión emocional y la perspectiva. Si lo que dice el geomante es incorrecto no es culpa de la carta que la lectura se haya malogrado; la culpa de una interpretación incorrecta yace únicamente con el geomante. Es cuestión del geomante dar la interpretación justa de las figuras, y eso requiere que el geomante sea competente en su conocimiento de las figuras y en las técnicas de geomancia. No necesita figuras de último recurso para salvar una carta, ni se debe sumar la Sentencia a las cuatro Madres para obtener otro grupo de cuatro Madres que den una nueva carta potencialmente más clara que la primera. No hacen falta más figuras que las cuatro obtenidas desde el principio.
Esta noción de una carta demasiado confusa de interpretar es una excusa para el geomante incompetente que carece de la inteligencia para juntar las piezas del rompecabezas geomántico frente a él y así formar una interpretación coherente. A veces las cartas serán difíciles de reer, y esto es de esperar cuando sólo tenemos dieciséis figuras para representar la miríada de cosas que hay en el mundo; sin embargo la tradición nos asegura que no hay carta correctamente construida que esté “mal”. Puede tomar cinco minutos o cinco horas lograr interpretarla, pero no existe tal cosa como una carta demasiado confusa de leer.
Esta noción de tener técnicas para resolver una carta confusa vienen de una pésima intepretación de la geomancia que corre la culpa del geomante a la geomancia misma. Esto no es así, y nunca fue así. Si no se es lo suficientemente competente para leer adecuadamente una carta, entonces uno debe volverse competente con más práctica y con prueba y error. No va a ser fácil y no va a salir bien todas las veces; es por eso que practicamos y aumentamos nuestro conocimiento de las figuras y de las técnicas de la geomancia. Si bien la geomancia es un arte que se puede aprender en una semana y practicar con buenos resultados, puede tomar años lograr la competencia.
Si la carta es confusa es porque el geomante está confundido. Es lamentable pero no irreparable; hay varias cosas que se pueden hacer para resolver una carta “confusa” que no involucra estas técnicas problemáticas. Dé un paso al costado, respire hondo y trate de ver la carta desde otro ángulo. Piense más intensamente en la consulta que se le hace a la carta, y vea si hay algo que se le escapó o una suposición que hizo, o si hay algo de lo que no estaba conciente cuando se le hizo la consulta. Vea si se olvidó de algo en su comprensión de las técnicas o de los símbolos de la geomancia, o si aplicó mal una técnica particular, o si está usando los significados incorrectos para un símbolo en particular. Considere su propio estado del ser y el del ambiente que lo rodea, y vea si hay influencias negativas que afecten a la lectura. Si lo necesita, váyase a dormir un rato pensando en la carta, y vuelva más tarde. Si incluso después de observar la carta desde todos los ángulos no puede encontrar una respuesta satisfactoria, espere al menos un día y levante una nueva carta para la misma consulta, pero con la vieja carta como referencia para comparar los resultados.
Con el tiempo se volverá competente pero es su tarea trabajar para lograrlo. No hay atajos y no hay substitutos. No le hace ningún favor ni a usted ni a la geomancia tratar de facilitarse la vida usando técnicas de “clarificación” que oscurecen más de lo que aclaran. Investigue las técnicas, medite sobre los significados, practique el proceso. Esa es la verdadera forma de resolver cartas confusas.
Lectura de Cartas
Tomado de A Brief Note on Reading Geomantic ChartsEn geomancia occidental (o europea), generalmente dividimos la lectura geomántica en dos cartas: el Escudo (la carta “constructiva” con 16 “casas” para las Madres, Hijas, Sobrinas y la Corte) y la Carta Cuadrada (la carta astrológica con 12 casas). La mayoría de la geomancia occidental se dedica a la interpretación de las figuras geománticas en la Carta Cuadrada astrológica, y bastante menos a la interpretación de las figuras en el Escudo, cuando generalmente se enfocan en las combinaciones de Testigos y Juez. Para ser justos, el proceso de entender la Corte no es muy difícil, y es fácil extrapolar una serie de formas de interpretarlas una vez que se entiende el mecanismo básico. Tiene sentido escribir más acerca de los métodos más complicados de interpretacion, pero con esto no se debe entender que las figuras de la Corte son menos importantes que los métodos de la Carta Cuadrada.
Las figuras de la Corte (Testigos, Juez y Sentencia) forman la respuesta a la consulta. La Corte dice qué pasará. Todo lo demás en la carta, tanto en el Escudo como en la Cuadrada, describen los detalles de cómo ocurrirán las cosas. Así, la Corte siempre viene primero y provee el corazón de la respuesta a todas y cada una de las consultas geománticas. De la Corte, el Juez es la figura más importante. Todo el resto debe interpretarse a la luz de la figura del Juez.
No tiene sentido despreciar el Juez y el resto de la Corte y salteársela para ir a la Carta Cuadrada incluso antes de pensar qué quieren decir las figuras de la Corte. Es mala práctica hacer una pregunta, construir el Escudo e inmediatamente ir a ver la Cuadrada para buscar perfecciones o lo que sea que den una respuesta por sí
o por no
. La Corte y especialmente el Juez siempre dan la respuesta a la consulta, y más que eso, el contexto en el que todo el resto de la carta debe encajar. Toda otra información uno puede obtener de una carta geomántica –rapidez de resolución, perfección, cualidad de ser, actores y acciones, todo el resto– es en última instancia insignificante sin un contexto que les dé sentido. La Corte da el contexto y describe qué va a pasar respecto de la consulta. Todo lo demás da detalles y es, esencialmente, innecesario para la interpretación.
Después de todo, el Escudo y la Cuadrada no son cartas diferentes. La Cuadrada no es más que una reorganización de las Madres, Hijas y Sobrinas en la carta del Escudo en una presentación más cíclica en vez de una presentación aditiva o procedural como en el Escudo. En éste tenemos el sistema de cuatro tríadas de figuras; estas mismas doce figuras son las que se usan en la Cuadrada. Sin embargo debemos recordar que estas mismas doce figuras, ya sea dispuestas proceduralmente en el Escudo, ya sea dispuestas cíclicamente en la Cuadrada, se reducen en última instancia a los Testigos, el Juez y la Sentencia. Así, las figuras de la Corte encapsulan todo lo anterior, y realmente proveen la respuesta general y el corazón del asunto en sí mismas.
Entonces, siempre tenemos que comenzar por ver qué tiene para decir la Corte de una carta geomántica, porque es la que nos cuenta qué está pasando y qué va a pasar. Todo lo demás completa el cuadro con detalles, pero la respuesta siempre la da la Corte.
Ejemplo breve. Consideremos una consulta donde alguien quiere saber si podrá recuperar un objeto perdido. El Juez es Amissio y la Carta Cuadrada perfecciona. Si sólo nos centramos en la Cuadrada entonces sí, diríamos que el consultante va a encontrar su objeto perdido y todo estará bien (a pesar de que perfección y favorabilidad son dos cosas diferentes que no se responden con una única técnica). Sin embargo, el Juez es Amissio, que indica pérdida. Esto puede llegar a confundir a los geomantes que recién se inician porque pensarán que el Juez dice una cosa y la Carta dice otra, y probablemente crean que la Carta es demasiado confusa de interpretar. Sin embargo debemos recordar que el Juez es la respuesta definitiva y que provee el contexto para todo lo demás. Entonces, en última instancia, el consultante no tendrá lo que desea, pero según el resto de los detalles podemos ofrecer varias interpretaciones de esta combinación particular de Juez y Casas:
- El ítem original no será recuperado pero se obtendrá un reemplazo.
- El ítem será recuperado pero con un daño que lo vuelve inservible.
- El ítem será recuperado pero con un costo neto de tiempo, dinero o recursos para el consultante.
- El ítem jamás se perdió sino que se volvió inútil o inaccesible al consultante.
Nótese cómo en estas interpretaciones está presente la idea central de pérdida y ninguna es favorable al consultante. Sin embargo, hay algún tipo de recuperación o posesión que encaja en el contexto de la pérdida del Juez que en última instancia no cambia la respuesta a la consulta. Sí, puede ser que requiera creatividad e intuición encontrar la manera de conjuntar estos contextos y detalles aparentemente contradictorios, pero precisamente eso es parte del arte y de la habilidad que un geomante debe practicar y aguzar a fin de usar la adivinación geomántica de forma adecuada.
Partes de Fortuna y de Espíritu
Tomado de On the Geomantic Parts of Fortune and SpiritYa sea mediante el Tarot, la geomancia o cualquier otro tipo de arte adivinatorio, el proceso de adivinación procede en general en tres etapas:
- Analizar, refinar y reformular formalmente la consulta
- Llevar adelante la adivinación para disponer los símbolos en un formato legible
- Interpretar la lectura
En el caso de la geomancia, el proceso es el siguiente:
- Extraer las cuatro Madres, luego las Hijas, las Sobrinas y la Corte
- Etiquetar las Madres e Hijas terminales para las Vías del Punto con los glifos elementales correspondientes, si es posible
- Dibujar una Carta Quadrada simple y poblarla con las primeras doce figuras del Escudo
- Contar el número de puntos impares en la Carta Quadrata para encontrar la Parte de Espíritu, y etiquetarla con ⊖
- A partir de la Parte de Espíritu, etiquetar la casa coordinada para la Parte de Fortuna con ⊗
- Calcular el número de puntos del escudo para determinar la Suma de la Carta
La Suma de la Carta es conocimiento común: se suman todos los puntos de las 16 figuras en el Escudo para determinar cuán rápido o lento se resolverá la situación. La Suma mínima es de 96 puntos, y la máxima es de 128 (las cuatro Madres iguales a Populus), y la comparación se hace contra 96. Dada la aritmética de la geomancia no es necesario calcular la Parte de Fortuna, la Parte de Espíritu y la Suma de la Carta por separado; basta calcular una y las otras dos cantidades se pueden deducir. Ahora bien, ¿qué son estas Partes y qué significan?
Las Partes en geomancia son análogas a las correspondientes Partes en astrología helenística, medieval y renacentista, que marcan casas de interés a la lectura, puntos sensibles al tránsito y tiempos por progresión. En geomancia, las partes señalan beneficio cuando caen en casas buenas y marcan figuras buenas, o perjuicio cuando caen en casas malas y marcan figuras malas.
Según Fludd, la Parte de Fortuna marca la casa que ayuda o impide a que el resultado del Juez se realice. Para Greer, indica la casa desde la cual el consultante puede esperar buena suerte impactando en la situación, y en el caso de adivinaciones financieras usualmente indica una fuente de efectivo disponible. Según Cattan, la Parte de Espíritu o Índice es “el punto de instrucción” que indica el verdadero motivo o deseo detrás de la consulta. Para Greer, indica factores escondidos que pueden estar actuando en la carta.
Según Block, la Parte de Fortuna geomántica indica la fuente, manera y condición de la vida material del consultante: salud corporal, riqueza material, medios mundanos, etcétera. De la misma manera, la Parte de Espíritu indica la fuente, manera y condición de la vida espiritual del consultante: bienestar mental y espiritual, dones divinos, ayuda espiritual o divina, etcétera. También lee en la Parte de Fortuna nociones de recursos y capacidades para el consultante (para responder ¿con qué puedo contar para lograrlo?
), y en la Parte de Espíritu nociones de hado y destino del consultante (para responder ¿en qué me debo enfocar o en qué debo tener fe?
).
La Parte de Fortuna se calcula sumando los puntos, simples o dobles, de las doce figuras de la Carta Quadrata y repartiéndolos por turnos en las Casas en orden de la I, II, III… a la XII hasta que no queden más puntos; el último punto distribuido marca la Casa donde cae la Parte. En la práctica, basta restar repetidamente 12 de la suma de la Carta hasta que no sea posible; el resto marca la Casa. Si el resto es 0, la Casa marcada es la XII.
La Parte de Espíritu o Índice se calcula y determina de manera análoga pero a partir de la suma de únicamente los puntos simples de la Carta, no de todos. A este valor restar 12 repetidamente hasta que no se pueda proseguir; el resto indica la Casa. Si el resto es 0, la Casa indicada es la XII. Esto es equivalente a distribuir los puntos totales de la carta en sentido inverso, de la Casa XII, XI, X… a la I, y marcando la Casa donde cae el último punto. El Índice cae siempre en la Casa “refleja” a la Casa en la que cae la Parte de Fortuna a un lado y al otro de la casa XII. La Casa I es refleja a la XI, Casa II es refleja a la Casa X, la Casa III es refleja a la IX, la Casa IV a la Casa VIII, la Casa V es refleja a la VII, y las Casas VI y XII son reflejas a sí mismas.
Es importante entender que, por las matemáticas de la geomancia, la suma de puntos sólo puede ser par, por exactamente el mismo motivo por el cual el Juez es siempre una figura de paridad par; por lo tanto, las casas en las que caen las Partes son siempre pares. Debemos tener en cuenta esto para comprobar que nuestros cálculos son correctos. Las casas buenas son la II, la IV y la X mientras que las casas malas son la VI, la VIII y la XII. Dicho de otra manera, las Casas de la Parte de Fortuna y del Índice suman 12 ó 24 cuando ambas caen en Casa XII.
En este sentido esto es similar a la idea que las figuras pares son las consideradas objetivas o imparciales, ya que son las únicas que pueden ser Jueces. En este caso, las Casas pares tratan de bienes materiales, tierra y familia, salud y sirvientes, muerte y espíritus, trabajo y oficio, misterio y restricción. Excluimos las casas imparas, que tratan de el consultante en sí mismo, comunicación, creación/procreación/recreación, relaciones y rivalidades, religión y fe, amistades y patrocinio. Hay una diferencia entre las casas impares y pares del tipo “inherente a mi propia vida y relaciones” versus “externo a mi vida personal y relaciones” similar a las cualidades subjetivas y objetivas de las Figuras impares y pares. Las cosas más externas a nosotros son las apropiadas para enfocarnos en busca de ayuda, porque son las cosas de las que no necesariamente tenemos control o conocimiento completo.
Más allá de la interpretación de las Partes en sí, la tendencia en las Cartas en las que ambas Partes caen en la Casa VI o en la Casa XII es la siguiente:
- Si la Parte de Fortuna y la Parte de Espíritu están ambas en Casa VI, la cuestión está completamente en las manos del consultante. El consultante tiene la última palabra y la habilidad de determinar cómo procederá la situación, y puede cambiar su realidad según necesite dependiendo del curso de acción que tome. Sus acciones o falta de ellas serán el determinante crucial de si y cómo procederá la situación.
- Si la Parte de Fortuna y la Parte de Espíritu están ambas en Casa XII, la cuestión está completamente fuera de las manos del consultante. Todo lo que puede hacer el consultante en la situación es reaccionar de manera acorde y ajustar sus concepciones y percepciones de la situación, porque la realidad de la situación procederá sin su esfuerzo independientemente de lo que intente. No importa lo que intente, la situación se desenvolverá por sí misma.
También la Parte de Espíritu sirve en lecturas sobre rituales mágicos, ocultos o divinos, a fin de determinar qué cursos de acción particulares pueden ser mejores, o determinar qué sendero uno debería tomar, ya sea en un ritual específico o en otra dirección general. Es algo que parece pequeño pero para el mago operativo que consulta a y es consultado por otros magos, es algo útil para tener en cuenta.
Las Partes caen en estas seis Casas con probabilidades desiguales:
Casa | Fortuna | Espíritu | ||
---|---|---|---|---|
Cantidad | Probabilidad | Cantidad | Probabilidad | |
II | 8944 | 13,647% | 12304 | 18,774% |
IV | 9549 | 14,571% | 12870 | 19,638% |
VI | 9472 | 14,453% | 9472 | 14,453% |
VIII | 12870 | 19,638% | 9549 | 14,571% |
X | 12304 | 18,774% | 8944 | 13,647% |
XII | 12397 | 18,916% | 12397 | 18,916% |
Es casi un 44% más probable que la Parte de Fortuna caiga en Casa VIII a que caiga en casa II; análogamente, es un 44% más probable que el Índice caiga en casa IV que en casa X.
Si el número de puntos simples es n, y en las doce figuras hay 12×4 = 48 líneas, hay 48 - n líneas con puntos dobles, 2×(48 - n) puntos dobles en la Carta, y el número total de puntos simples y dobles de la Carta es entonces 2×(48 - n) + n = 96 - n puntos.
Para calcular la Suma de la Figura conviene calcular primero la suma de los puntos simples de las 12 figuras de la Carta como arriba, y seguir contando el número de puntos simples de la corte, llamémosle s. Como en las 16 figuras hay 16×4 = 64 líneas, hay 64 - s líneas con puntos dobles, 2×(64 - s) puntos dobles en la Figura, y la Suma de la Figura será 2×(64 - s) + s = 128 - s puntos.
Cómo completar la Carta Quadrata
Tomado de On Making the House Chart from the Shield ChartLa idea es simple: dado un Escudo con sus dieciséis figuras de las cuales las últimas doce se generan a partir de las primeras cuatro Madres según las reglas tradicionales de la Geomancia, tomamos las primeras doce de esas figuras (las cuatro Madres, las cuatro Hijas y las cuatro Sobrinas) y las depositamos en las doce Casas de la Carta Quadrata. De esta forma no sólo tenemos el beneficio de las técnicas usuales aplicadas al Escudo sino que podemos usar también la gramática del horóscopo astrológico para interpretar las figuras, e incluso interpretar cada figura en su propia casa. Surge entonces la cuestión —pero seolo para los que practiquen la geomancia europea o moderna— de cómo disponer las figuras en la Carta Quadrata.
El método tradicional es simplícimo: asignar las figuras del Escudo a las casas de la Quadrata en el orden en el que se generan. Las cuatro Madres van en las primeras cuatro casas, las cuatro Hijas van en las siguientes cuatro casas, y las cuatro Sobrinas van en las últimas cuatro casas.
Fácil, simple, directo. No sólo es fácil sino también el método más antiguo y tradicional que encontramos a lo largo de la inmensa mayoría de los textos geománticos, clásicos y modernos, y no sólo en geomancia europea sino también en otras tradiciones geománticas. Aunque la noción de una Carta Quadrata separada del Escudo —o por lo menos la noción de presentar las figuras en un formato horoscópico, ya sea en lugar de, ya sea además de la disposición tradicional en forma de escudo— es una innovación genuinamente europea, vemos ciertas posiciones en el Escudo descriptas con el mismo lenguaje y con los mismos significados de las doce Casas, como por ejemplo que la Primera Hija habla de los hijos y los juegos (Casa V), la Segunda Sobrina habla de reyes y jueces (Casa X), y así sucesivamente. Lo vemos en textos geománticos árabes y persas tanto como en textos latinos y franceses, e incluso el mismo sistema entra en juego en una variedad de sistemas geománticos africanos tales como el sikidy malgasí, el cual es reconociblemente geomántico en origen aunque haya desarrollado su propio sistema único. Aparentemente el uso del lenguaje y la gramática de las doce casas astrológicas se ha usado desde fechas remotas en la práctica de la geomancia si no desde el mismísimo origen del arte, en todo el mundo, durante al menos un milenio. Si debemos usar un sistema de atribuciones basado en la tradición, la popularidad o la comunidad, es éste. Es completamente adecuado decir que las primeras doce posiciones o campos del Escudo realmente son y tienen el mismo significado que las doce Casas de un horóscopo.
Sin embargo, el venerable Heinrich Cornelius Agrippa von Nettesheim piensa distinto. En De Geomanteia, usualmente incluido en su (probablemente espurio) Cuarto Libro de Filosofía Oculta, habla primero del método tradicional de asignar las figuras del Escudo a la Carta Quadrata tal como vimos:
Estas 8 figuras hacen las 8 Casas del Cielo de esta manera, poniendo las Figuras de izquierda a derecha. Así como las Cuatro Madres hacen las primeras cuatro Casas, así las cuatro Hijas hacen las cuatro Casas siguientes, que son la V, VI, VII y VIII; y el resto de las Casas de la misma manera, esto es, de la I y la II se deriva la IX, de la III y la IV se deriva la X, de la V y la VI se deriva la XI y de la VII y la VIII se deriva la XII; derivación mediante la combinación o conjugación de dos Figuras de acuerdo a la regla del número par o impar en los puntos restantes de cada figura.
Pero luego Agrippa cambia de opinión y da un método que llama la verdadera Figura de la Geomancia, de acuerdo a la recta constitución de la razón astrológica
y que no expongo porque no se corresponde ni con el orden usual de las casas ni con las figuras del Escudo, porque no usa las Sobrinas sino que genera nuevas figuras a partir de las figuras en las Casas angulares y sucedentes para disponerlas en las Casas cadentes. Puede consultarse el artículo de Block para los detalles. Lo que Agrippa hace en la construcción de su Carta de Casas es dar un salto enorme que lo aleja de la práctica tradicional de la geomancia, inventando un método altamente astrologizado para lograr una Carta Quadrata. Al despreciar el Escudo, Agrippa sólo se apropia del proceso y simbolismo de la geomancia sin realmente llevar adelante una verdadera adivinación geomántica. Su método es derivado de la geomancia, no una variante. Es un poco como la Geomancia Astronómica de Gerardo de Cremona, que no es ni geomancia propiamente dicha ni astrología propiamente dicha, sino una mezcla intermedia y novedosa entre ambas que se vuelve una cosa sui geneeris, una especie de hechicería con simbolismo astrológico de acuerdo a una gramática astrológica pero producida mediante procesos geománticos. No sólo eso, sino que ningún geomante se hace eco y usa el sistema de Agrippa; con lo que no hace falta mayor consideración.
Cuando en los tratados de geomancia moderna, como los de Hartmann (The principles of astrological geomancy, 1889), Skinner (Geomancy in Theory and Practice, 2011) o Leitch (A Clarification of Geomancy for Golden Dawn Students
, 2006), se habla de “el método de Agrippa”, en realidad hablan de asignar las Madres a las cuatro Casas angulares, las Hijas a las cuatro Casas sucedentes y las Sobrinas a las cuatro Casas cadentes, a veces en un sentido, a veces en otro. En general, si tuviéramos que adherir al orden “solar” (y no el “ascensional”, es decir, por orden numérico) de asignar las casas, terminaríamos con la siguiente disposición:
Madres | Hijas | Sobrinas | |
---|---|---|---|
Primera | I | II | III |
Segunda | X | XI | XII |
Tercera | VII | VIII | IX |
Cuarta | IV | V | VI |
Relacionado a este sistema “pseudo-Agrippano” tenemos el método de la Golden Dawn, definitivamente una innovación moderna, tal como se enseña en el grado 1°=10 de Zelator y tomado también por el Thelema en el Liber Gaias sub figurā XCVI:
Madres | Hijas | Sobrinas | |
---|---|---|---|
Primera | X | XI | XII |
Segunda | I | II | III |
Tercera | IV | V | VI |
Cuarta | VII | VIII | IX |
Lo que ocurre es que, lo mismo que en Agrippa, el método Golden Dawn asigna las figuras del Escudo a la Quadrata poniendo las Madres en las Casas angulares y las Hijas en las Casas sucedentes, y —a diferencia de Agrippa— coloca a las Sobrinas en las Casas cadentes. Además, comienza la alocación de las figuras no como hace Agrippa comenzando por las Casas I y II sino a partir de las casas X, XI y XII y siguiendo en sentido contrario a las agujas del reloj. El motivo ostensible por el cual el método procede de esta manera, en contra de la tradición geomántica, es comenzar por la Casa X natural del signo cardinal de Capricornio, la más “terrestre” de las Casas angulares, como la más apropiada para ver la geomancia “desde la tierra” como método elemental de adivinación, tal como se enseña en el Grado de Zelator.
Block hace una crítica en cinco puntos de los métodos Agrippanos y pseudo-Agrippanos de asignar las figuras por cuadruplicidades angulares, sucedentes y cadentes que creo es importante entender para rechazar de forma razonada las variaciones “modernas” de construir la Carta Quadrata:
- La noción de “fuerza” relativa entre Madres, Hijas y Sobrinas invocadas para asignarles las Casas angulares, sucedentes y cadentes respectivamente no aparece en ningún texto de geomancia tradicional fuera de aquellos influenciados por Agrippa, aunque sí exista una noción de “edad” o generación entre estos grupos de figuras que da un rango relativo. Incluso corre en contra de ciertas prácticas africanas de geomancia que ve a las Sobrinas como influencias restrictivas sobre sus Madres e Hijas generadoras, lo que sugiere una igualdad de poder si no de rango.
- Las dos primeras Sobrinas se forman por adición de pares de las Madres, y las segundas dos por adición de pares de las Hijas. Si las Hijas se forman de los puntos de las Madres, y si las Hijas son más débiles que las Madres porque proceden de éstas, se sigue que las dos primeras Sobrinas deberían tener un poder a la par del de las Hijas como un todo, mientras que las dos últimas Sobrinas serían más débiles que las primeras dos Sobrinas y que las cuatro Hijas, pero la disposición tampoco muestra esto. En el sistema genuinamente Agrippa, donde las “Sobrinas” se forman por la suma de una Madre y de una Hija por triplicidad, uno podría argumentar que la figura resultante es más “débil” que sus dos ancestras, pero también podría argumentarse que es una figura de fuerza intermedia o promedio entre ambas; esta podría pensarse como una noción más fiel al proceso geomántico de derivación de figuras por adición, especialmente como se ve en la Corte entre los dos Testigos y el Juez.
- Los puntos de las Hijas son exactamente los mismos puntos que los de las Madres, sólo que transpuestos 90° para ser leídos de derecha a izquierda en vez de arriba hacia abajo. Se puede decir que, aunque extraigamos proceduralmente las Hijas después de las Madres aún cuando las Madres se generan desde cero, las Hijas surgen exactamente al mismo tiempo que las Madres mediante la lectura no consecutiva de los mismos puntos. En esa luz, las Hijas no son ni más débiles ni más jóvenes que las Madres.
- De mayor importancia, las nuevas casas de las figuras dan significados y contextos diferentes a los que sus posiciones siempre han determinado en toda la literatura y práctica geomántica disponible, esto es, de acuerdo con su asignación tradicional. Éste es un punto de alejamiento radical de la práctica que va en contra de un milenio de validación empírica. O bien le damos a cada figura un contexto doble de interpretación entre el Escudo y la Quadrata, lo que complica nuestro trabajo como geomantes, o bien estamos reemplazando el contexto natural de interpretación de las figuras con un sistema no geomántico que, rompiendo con la tradición y la práctica, rompe todo lo que sabemos del arte.
- El mismo problema se traduce a la técnica de la Compañía, que está íntimamente conectada a las Tríadas geománticas en el Escudo. La Compañía se forma entre pares de Casas impar-par, nunca entre pares par-impar (así Casa I y II, Casa III y IV, etc., pero nunca II y III). Aunque no se explique en ningún lado esto tiene sentido cuando consideramos que estos pares de Casas son ni mas ni menos que los pares de figuras en el Escudo que suman para formar una tercera figura en tríada. Usar un método de asignación basado en ángulos (o cuadruplicidades) como el Agrippa o falso-Agrippa rompe la lógica estructural subyacente a la noción de Compañía.
Este último punto es, para mí, determinante a la hora de rechazar los métodos angulares de asignación de Casas y justificar el uso de la práctica tradicional.
Las Casas Geománticas
Tomado de On the Meanings of the Geomantic HousesQuizás lo que más confunde del Escudo que hace que la gente vaya directamente a la Quadrata es que para esta última tenemos pautas claras para saber qué figura aplica a qué parte de una situación determinada. Por ejemplo, la Casa I es el consultante, Casa II es riqueza, Casa III es hermanos y vecinos, Casa IV es el hogar y así sucesivamente. Entonces, si sabemos de qué se trata una consulta, sabemos inmediatamente qué casa mirar; y si no lo sabemos, debemos considerar más profundamente la cuestión antes de levantar una Carta. Por supuesto que la Corte responde la consulta, pero puede ser dificil ver exactamente cómo es que aplica a la situación, sobre todo si el juicio y la sentencia son muy amplios. Esta es, quizás, la falencia del Escudo cuando no se usa adecuadamente, que no sabemos cómo clarificar los significados correctos aunque demasiado vagos del Juez y de los dos Testigos. Después de todo, si fueran las únicas figuras que necesitamos no haría falta generar las dieciséis figuras del escudo completo; bastaría generar dos Madres y sumar una tercera, interpretar esas tres, y ya.
Entonces, ¿cómo hacemos si queremos usar para refinar nuestra lectura los doce campos individuales del Escudo que no son la Corte? Necesitamos algún sistema para asignarles significados más allá de los significados generalizados y algo vagos de las Tríadas, o de las correspondencias elementales. Si bien hay algunos en la tradición geomántica que asignan significados individuales a los doce campos de las Madres, Hijas y Sobrinas independientemente de las Casas en la Carta Quadrata, especialmente en estilos no europeos ni árabes, es preferible usar los mismos significados para ambos. Después de todo, la tradición hace exactamente esto, al punto de nunca levantar una Carta Quadrata y usando únicamente el Escudo, desde muy atrás en la tradición occidental de la geomancia. Cattan, Fludd y otros geomantes de antaño han todos considerado que las casas de la Carta Quadrata son idénticas o sustancialmente intercambiables con los campos del Escudo.
- I Vita: el consultante
- II Lucrum: el dinero y los bienes muebles
- III Fratres: los hermanos y hermanas, los vecinos y las cercanías; viajes cortos; educación desde el preescolar hasta el secundario; consejos, noticias, rumores
- IV Genitor: la tierra, la agricultura, las edificaciones, los pueblos y ciudades, las mudanzas, todo lo subterráneo; cualquier objeto desconocido, objetos antiguos y ruinas, la vejez; el padre del consultante; el fin de cualquier asunto
- V Nati: la fertilidad, el embarazo, los hijos, los cultivos bienales (col, lino, etc.) y perennes (frutales, etc.); la sexualidad; fiestas y todo tipo de entretenimiento, comida y bedida, vestimenta; mares, lagos y ríos, pesca, lluvia; cartas, mensajes escritos, libros
- VI Valetudo: empleados, sirvientes, personas en profesiones de servicio (médicos hasta barrenderos, actores, músicos, bailarines, prostitutas); practicantes de magia y ocultismo que no sean el consultante; mascotas y animales domésticos (excepto caballos, burros, mulas, ganado y camellos); enfermedades y heridas
- VII Uxor: relaciones interpersonales; el cónyuge del consultante, su amante, y todo lo relacionado con el amor y el matrimonio; las sociedades, acuerdos y tratados; todo tipo de conflicto y contienda, incluso deportiva; ladrones, enemigos conocidos; la caza, las personas buscadas, conocidas o no; en cuestiones médicas, el médico
- VIII Mors: la muerte y todo lo relacionado a ella; el momento y la forma de la muerte del consultante, asesinos, fantasmas y otras entidades espirituales; magia realizada por el consultante o en su lugar; personas ausentes o perdidas, dinero o propiedad que el consultante a prestado a otra persona
- IX Iter: viajes largos de todo tipo; viajes por tierra de más de 200 km, todos los viajes por agua y por aire; la religión y la espiritualidad, la universidad, la educación superior, las artes, la interpretación de los sueños, la filosofía oculta y la adivinación
- X Regnum: la carrera, la reputación, la posición social del consultante; personas en posición de autoridad sobre el consultante; la madre del consultante; la política de todo tipo, desde los copropietarios hasta la internacional; el estado del tiempo; en cuestiones médicas, el tratamiento
- XI Benefacta: los amigos, asociados, las promesas, las fuentes de ayuda, los deseos y esperanzas del consultante. Los cultivos anuales; toda cuestión que el consultante no desea explicitar
- XII Carcer: restricciones y limitaciones, las deudas del consultante, el encarcelamiento, todo tipo de secretos, los enemigos que el consultante no conoce; magia dañina en contra del consultante; el ganado, los caballos, burros, mulas y camellos, y todo animal salvaje
De Geomanteia: Affirmation and Fortunateness
Cartas radicales y Cartas rotadas
Tomado de On Third-Party ReadingsEs práctica usual en astrología horaria rotar la carta cuando el consultante trae una cuestión en tercera persona. No se trata simplemente de que la cuestión en sí involucre a un tercero, que deberá ubicarse en la casa correspondiente, sino que la casa en la que se ubica ese tercero será la Casa I de la correspondiente casa rotada, como si esa persona hubiese venido a hacer la consulta, y no el consultante intermediario. La referencia es que Casa I es siempre el consultante, y las otras casas están en relación a él:
- Casa III: los hermanos, los primos; los vecinos
- Casa IV: el padre; los ancestros
- Casa V: los hijos, los sobrinos
- Casa VI: los sirvientes y otros dependientes; las mascotas
- Casa VII: el cónyuge, el socio
- Casa X: la madre; los superiores
- Casa XI: los amigos
El procedimiento es simple:
- Primero erigimos la Carta Quadrata basada directamente en el Escudo. Esta carta se llama “radical” en el sentido que es la raíz de la adivinación y representa directamente al consultante, a la persona que está hablando con el operador. La Casa I representa al consultante, y las otras casas toman su significado usual en relación con el consultante.
- Para obtener la perspectiva de un tercero, se rota la carta de tal forma que la Casa que representa la conexión del consultante con ese tercero se convierte en la nueva Casa I. Por ejemplo, si el consultante pregunta en qué anda su cónyuge, miramos en casa VII (matrimonio, cónyuges, sociedades) y rotamos la carta de tal forma que en la nueva carta, la casa VII se vuelve Casa I, casa VIII se vuelve Casa II, etcétera.
- En la Carta rotada, tenemos toda la lectura presentada no desde el punto de vista del consultante, esto es, la carta anclada en la Casa I radical, sino desde el punto de vista del tercero, es decir anclada en la Casa I rotada. A partir de ahí se analiza la Carta rotada usando los métodos usuales de perfección, aspectos y demás.
En principio no hay límite al número de rotaciones que pueden hacerse, por ejemplo para la mascota del hijo del jefe del cuñado (esposo de la hermana): se rota a III, de ahí a VII, de ahí a X, de ahí a V y de ahí a VI; esto termina dando que la Casa IV de la Carta radical es la Casa I de la Carta rotada. En la práctica, no tiene sentido hacer más de una rotación, e incluso esa única rotación deberá hacerse con reservas porque se pierde la conexión entre el Escudo y la Carta Quadrata. Aceptar consultas para terceras personas tiene ribetes éticos escabrosos, porque por más confianza y buena voluntad tenga el consultante para la tercera persona, ciertos temas de adivinación deberán quedar entre el operador y la persona a quien le atañe directamente.